Quería una historia como la de Cenicienta. Vivió un cuento de terror

Esta es la historia de Erwiana, quien nació en Indonesia y fue criada por padres afectivos y trabajadores

Quería una historia como la de Cenicienta. Vivió un cuento de terror

Autor: Andrea Peña

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Esta es la historia de Erwiana, quien nació en Indonesia y fue criada por padres afectivos y trabajadores.

Sin embargo, cuando ella creció, quiso dedicarle la vida a algún trabajo. Veía que todas sus amigas comenzaban a trabajar como empleadas domésticas y ella quiso hacer lo mismo:“Pagan bien. A una chica le regalaron un vestido hermoso”, decían.

Con esta motivación, Erwiana decidió postular para un trabajo en los lujosos castillos de Hong Kong.

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Una mujer de 44 años, llamada Law Wan-Tung, supo que la chica estaba buscando trabajo y la contrató de inmediato. Fue en ese momento cuando comenzó la historia real de la Cenicienta. Wan-Tung vivía en un enorme castillo, tenía dos hijos y era una mujer bella y elegante. Erwiana estaba feliz.

“Dijo que me pagaría 400 euros al mes y a mi me pareció bien”.

-Erwiana a Medium-

Las cosas parecían funcionar adecuadamente, incluso cuando la joven supo que para trabajar en casa de Wan-Tung, debía vivir allí. Sin embargo, de un día para otro todo cambiaría. La dueña del castillo, que tenía confiscado el pasaporte de Wan-Tung por motivos legales, comenzó a maltratarla. Dejó de pagarle los 400 euros mensuales, y la obligó a dormir en el suelo. Erwiana empezaba a vivir una pesadilla pero nada podía hacer al respecto.

 El único alimento que recibía era dos boles de arroz con pan y medio litro de agua al día. 

Una tarde Erwiana quiso escaparse y la señora le fracturó la nariz de un golpe, quebrándole también todos los dientes delanteros. La mojaba con agua fría durante horas y luego la ponía frente al ventilador. La empujaba todos los días por la escalera, todo esto ante la mirada indiferente de los dos hijos de Wan-Tung.

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Finalmente, cuando Erwiana ya estaba muy enferma y físicamente deteriorada, la señora decidió que la mandaría de vuelta a casa, como a un articulo averiado. Le dijo que si no guardaba silencio respecto a los hechos, le haría lo mismo a su familia. Erwiana no llegó a casa, sino que al hospital, y luego de comenzar lentamente a recuperarse, interpuso una denuncia en contra de la agresora.

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Pasaron meses de movilizaciones y juicios hasta que, después del irreversible daño que le produjo a Erwiana, Law Wan-Tung fue sentenciada apenas a seis años de cárcel

 

Fuente: Upsocl


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