Cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo, en lugar de dedicarse a jugar y estudiar. No tienen tiempo de hacer otra cosa y, por lo general, no reciben una buena alimentación ni cuidados, además de que el trabajo los deja fuera del sistema educativo. Esta situación afecta a niños de todos los continentes y de diferentes culturas.
Algunos trabajan en el campo, en la producción de la mayor parte de los alimentos que consumimos, porque sus familias necesitan la ayuda de todos, hasta de los más pequeños, para trabajar la tierra. Otros, en las ciudades, salen a trabajar como vendedores ambulantes, lustrabotas, limpiando autos u otras tareas para ayudar a sus familias o simplemente para tener algo que comer.
También hay niños que trabajan en condiciones de esclavitud, en talleres clandestinos en los que se fabrica mucha de la ropa que usamos, que luego venden las marcas grandes y pequeñas. Y algunos, aunque no sea un trabajo remunerado, tienen que, por ejemplo, recorrer varios kilómetros al día cargando pesados bidones para conseguir agua potable, y por eso no pueden ir a la escuela.
Esto sucedía y sucede en el Departamento del César, en Colombia; pero al menos para 220 niños la historia pudo cambiar de rumbo.
En el marco del programa «Proniños», financiado en conjunto por la gobernación local y fundaciones privadas, 220 niños pudieron abandonar, desde el 2012 en adelante, el trabajo infantil, y reintegrarse a la escuela.
Luego de cuatro años de trabajo, los primeros 220 niños del programa celebraron su graduación, con una ceremonia muy emotiva.
Los coordinadores del programa destacaron que fue necesario el trabajo conjunto y el compromiso de las familias, los docentes, los niños y los entes territoriales (personas que trabajan cerca de las comunidades) para que estos estudiantes lograran el objetivo de terminar la escuela, sin regresar a trabajar en los años que necesitaran para concluirla.
En otras partes del mundo existen, afortunadamente, iniciativas parecidas. En Jordania, por ejemplo, existe un programa para que los niños puedan escapar del trabajo infantil que abarca a 160 jóvenes.
El trabajo peligroso, como el comercio ambulante, la recolección de basura, la agricultura, la reparación de automóviles y la fundición de hierro es uno de los graves problemas que enfrentan los jóvenes en Jordania.
Día Mundial contra el Trabajo Infantil
La ONU definió en 2002 el 12 de junio como Día Mundial Contra el Trabajo Infantil para visibilizar la situación de los niños que trabajan y promover iniciativas para resolverlo, con la participación de los gobiernos, las empresas, los sindicatos, la sociedad civil, y todos y cada uno de nosotros.
Este año, en el Día mundial contra el trabajo infantil se llama a:
- una educación de calidad, gratuita y obligatoria para todos los niños hasta por lo menos la edad mínima de admisión al empleo, que llegue a los niños que hoy trabajan;
- nuevos esfuerzos para asegurar que las políticas nacionales sobre trabajo infantil y educación sean coherentes y eficaces;
- políticas que garanticen el acceso a una educación de calidad e inversiones en personal docente.
La abolición del trabajo infantil fue uno de los objetivos de la OIT (Organización Mundial del Trabajo) cuando se fundó en 1919, pero casi 100 años después, aun hay 215 millones de niños que no tienen garantizado ese derecho fundamental.
Hacer visible esta problemática e intentar informarse sobre las industrias que utilizan niños como mano de obra para no consumir sus productos es un paso fundamental, aunque no suficiente.
Es necesario el compromiso de todos para que, si los niños se cansan, sea de jugar.
Fuente: Labioguía
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