El fotógrafo estadounidense Paul Koudounaris viaja por todo el mundo registrando el uso de restos humanos en espacios sagrados y rituales mortuorios.
Su más reciente libro, Memento Mori se trata de cómo vivimos con los muertos entre nosotros: el festival de las calaveras en Bolivia; los cadáveres secos en los hogares de Indonesia, vestidos e involucrados en las rutinas cotidianas; los cien sacerdotes católicos momificados apoyados en nichos debajo de una iglesia en Palermo, Sicilia.
Se trata de la diferencia entre los muertos y la muerte, y dónde se desdibuja la línea a medida que las culturas cambian a través del mundo.
Koudounaris le dijo a BuzzFeed: “Siempre he estado interesado en la cultura de lo macabro, hasta cuando era niño, solía sentarme a dibujar imitaciones de lápidas para mí, lo cual, huelga decirlo, perturbaba mucho a mi madre”.
“El impulso particular que me llevó a las fotos que inspiraron mis libros me llegó hace algunos años en la República Checa”.
“Hay una capilla decorada con huesos muy famosa en Sedlec, cerca de Kutna Hora”.
“Pero lo que me inspiró fue la oportunidad de visitar una igualmente fantástica habitación de huesos, una que definitivamente no era bien conocida, hasta para la gente del pueblo donde está ubicada”.
“Me hizo sentir curiosidad sobre cuántos otros fantásticos monumentos macabros decorados con restos humanos estaban ocultos por ahí”.
“Olvidados o abandonados simplemente a causa de nuestra ansiedad moderna por la interacción con los muertos, se ha debilitado su una vez vital naturaleza y su importante significado espiritual”.
“Hice una investigación preliminar y rápidamente me di cuenta de que había muchos más de estos lugares de los que jamás podría haber estimado”.
“Estar ‘muerto’ es una condición universal. ‘Muerto’ significa que las funciones del cuerpo han cesado”.
“Y si bien puede haber algunas variables a considerar, como registrar a alguien como muerto debido, digamos, a un infarto o el cese de las funciones cerebrales, si estás muerto en Nueva York, estás igualmente muerto en Londres o El Cairo o en cualquier otro lugar”.
“Pero la “muerte” para mí es algo más, ese término para mí es el lugar donde se sitúa el límite entre dos grupos sociales potenciales, el límite entre los vivos y los muertos”.
“Es un límite culturalmente relativo”.
“Puede ser un límite blando y maleable a través del cual es posible un diálogo y los muertos aún tienen un papel que desempeñar en el grupo social o familiar, o puede ser un límite rígido el cual no estamos invitados a transgredir, y hacerlo es considerado tabú”.
“En la cultura occidental contemporánea hemos sido ubicados en el último polo, el límite rígido, por más de un siglo. Pero mi trabajo tiene que ver con el otro polo, el límite blando”.
“Si lo ves de manera transcultural e histórica, encontrarás que siempre ha sido tradicional situar a la muerte en el límite blando, no en el rígido”.
“Nosotros somos los raros, no ellos. Eso no quiere decir que todas las otras culturas han fetichizado restos humanos en la forma que he documentado; no todos hicieron eso, y no es necesario fetichizar restos para tener un límite blando”.
“Nuestra actual relación con los muertos en occidente, y la manera en la cual hemos posicionado la muerte como límite, es histórica y culturalmente excéntrica”.
“Mi relación con la muerte (o mi comprensión de la misma) ha cambiado radicalmente en el curso de mi trabajo porque esta división es lo que me ha quedado claro durante ese tiempo”.
“Me encantan las exhibiciones de momias debajo de las iglesias del sur de Italia y Sicilia, no solo por las muestras mismas, sino por lo que una vez representaron y las maneras como hace tiempo la gente interactuó con esos cadáveres “.
“Dicho esto, nunca diría que una cultura maneja la muerte de la manera ‘correcta’; porque trabajando con este material muy rápidamente me di cuenta de que necesitaba poner a un lado la proyección de cualquier valor de correcto o incorrecto en lo que encontré”.
“Para mí, lo más importante es que los muertos sean manejados de una manera que respete los valores espirituales y sociales de la cultura; así que puede haber muchas formas diferentes que podrían ser correctas”.
“Esto ha sido respaldado por estudios psicológicos. La gente que vive en culturas donde son confrontados con recordatorios de la mortalidad tienden a vivir vidas más felices y bien adaptadas, puesto que la ansiedad hacia la muerte es mejor mitigada”.
“La manera como hemos entendido la muerte en el occidente moderno es psicológicamente menos sana que lo que encuentras en muchas culturas y períodos históricos”.
“Como exhibición individual, basada únicamente en sus cualidades visuales, las catacumbas de París son difíciles de superar. Hay tanto allí y todo está construido de una manera muy reflexiva y sofisticada”.
“Es la exhibición más grande de momias in situ del mundo, y deambular por esos pasillos es una experiencia que nadie olvidará”.