La Universidad de Londres demostró hace un tiempo atrás, por medio de un estudio, que bailar provoca mayor felicidad que ir al gimnasio o salir a correr. Pero además, nuevos hallazgos indican que nuestro cerebro experimenta la música como un refuerzo de recompensa muy similar a otros comportamientos de supervivencia como comer o el sexo.
Las explicaciones del porqué necesitamos y nos gusta comer y tener sexo tienen que ver con la supervivencia y la preservación de la especie, lo que además es premiado por nuestro cerebro con producción de dopamina. Pero lo extraño es el porqué cantar y bailar se inscriben dentro del mismo placer…es allí donde surge la pregunta
¿Si tuvieras que quedarte sin una cosa para el resto de tu vida, qué elegirías? ¿la música o el sexo?
En Montreal científicos de la Universisdad Mc Gill midieron con resonancia magnética las ondas cerebrales de lo participantes quienes devían escuchar 60 fragmentos de música que NO conocían, seleccionada en un programa similar a i Tunes a partir de sus gustos que previamente habían dado a conocer. La resonancia mostró que la música funciona como amplificador de emocionesa través del núcleo accumbens (una zona asociada con el reconocimiento de patrones complejos, la predicción de reacciones y la asignación de valor emocional y de recompensa a los estímulos).
En definitiva y en palabras de la doctora Valorie Salimpoor