Se acerca navidad y todo el mundo comienza con las tradiciones como poner el árbol, comprar luces para adornar la casa o sacarse fotos con los cientos de viejos pascueros que se matán de calor detrás de un traje grueso con el fin de sentar en sus rodillas a los niños que les cuchichean al oído lo que quieren de regalo mientras juran de guata que se han portado bien todo el año.
Dentro de este trabajo noble y sacrificado hay muchos hermosos abuelitos que ven en su barba blanca una oportunidad laboral de fin de año, y otros que, siendo jóvenes y gorditos, se calzan barbas postizas para cumplir con ser los «emisarios chilensis» del mismísimo Santa Claus. Pero como no todo en la vida es un cuento de hadas a veces ocurren errores en la matrix y aparecen viejos pascueros que más que regalos y buenos recuerdos te pueden dejar al niño con un trauma o, peor aún, una fotografía que jamás querrás volver a ver. Este es el caso de esta selección fotográfica que me pillé en la web de SoBadSoGood y que aprovecho de traerles a nuestros queridos lectores del Ciudadano para que se rían o se mueran de horror.
Les dejo un abrazo y que disfruten las fotos!!!
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por @arturoledezma