No importaba si era verano, semana santa, invierno, o fiestas patrias. Las vacaciones siempre eran la cumbia y mucho de eso se lo debemos a las cosas que veremos a continuación. Ojalá que las disfruten y que se rían un rato volviendo al pasado. Un poquito de nostalgia no le hace mal a nadie, sobre todo ahora, que ya no tenemos la misma energía de antes y que nuestras vacaciones tienen otro significado que va del descanso al carrete y vice versa.
Seguro que ustedes se van a ir acordando de otras cosas. Si quieren complementar, ya lo van haciendo en los comentarios.
1. La alegría que te daba poder elegir cualquier película de Blockbuster (o más viejo aún, de ERROLS) que querías y luego poder quedarte despierto.
2. Cuánto te divertía jugar con tu Skip-It. No fue muy popular acá en Chile, pero era la raja hacer carreras con este juguete y sentir el vértigo de que, en cualquier momento, te sacabas la cresta.
Lo malo es que al rato, si andabas con short o con falda, comenzaba a irritarse tu tobillo. (seguro era porque nosotras teníamos la versión barata y demás que contenía tolueno).
3. La maravillosa sensación de patinar con tus rollers.
Lo malo era cuando las calles estaban más o menos y tus rollers eran de ruedas duras. El agotamiento venía enseguida ya que los skatepark no existían. Había que andar por la calle o la vereda en el peor de los casos sincronizar tu patinaje, con las líneas de la vereda, era un fiasco.
4. Jugar al elástico.
Era genial cuando se armaban grupos grandes. Lo triste era cuando ya todas tus amigas se habían entrado y tú querías seguir jugando. Lo otro bonito era cuando se cortaba el elástico y nos poníamos de acuerdo en ir a pedirle medias viejas a las mamás. (Yo me eché varias de mis pantys del colegio. No era lo mismo, pero igual servía)
5. Mirar tu película de Disney preferida una y otra vez en VHS.
En esa época, las daban en canal 13, en la tardecita. Como no habían lukas para comprarlas originales, era la pasión grabarlas de la tele. Para que no borrara otras películas, mi papá le quitaba las aletitas que estaban en los extremos. Pero uno igual se las ingeniaba, poniéndole pelotitas de papel higiénico :D
6. Crear obras de arte (o garabatos) con tiza sobre la vereda, afuera de la casa de tus viejos.
Ese fue el germen del graffiti que no proliferó en muchas de nosotras. Más allá de escribir pelotudeces e iniciales como S/A/L o L/E/C/H/U/G/A luego de algunas iniciales, no pasábamos a mayores. Es que después había que sacar la manguera y borrar todo y eso era una lata.
7. Las interminables horas que pasaste jugando Super Nintendo.
Bueno, al menos hasta que te mandabas alguna cagada y tus papás te lo quitaban por 2 o 3 semanas. Otra cosa maravillosa, vinculada con el N°1 de esta lista, era ir a arrendar los video juegos. Personalmente, estaba obsesionada con el Mortal Kombat.
8. El olor y el ruido del juego de la pelota y la paleta velcro cerca del mar.
Era más sencillo que jugar a las paletas. Sobre todo cuando eres una niña muy flaca.
9. Hacer las coreografías de las Spice Girls en cualquier parte.
Pero esta afición era más transversal. Si no te gustaban las Spice (que era mi caso), esperabas a la siguiente, porque venía otra de Axé Bahía, o de Backstreet Boys. Finalmente todas terminábamos bailando la Mayonesa, imitando los pasos de la «Porotito Verde» :D
10.- Juntar las láminas y las esquelas de los álbumes.
Personalmente, nunca alcancé a completar ni uno solo. Pero si tuve amigos que me pidieron que los acompañara a Salo, a entregar sus álbumes completos, a cambio de un set de algo. Eran los regalos más fomes del mundo, pero igual te daban un «status» de ser seco en algo. En este caso, para coleccionar cosas.
11.- Jugar a los Tazos
Una de las mejores cosas del universo era comprar porquerías Evercrisp y no comértelas, porque sólo querías los Tazos. Yo partí coleccionando los de Super Mario, seguí con los de Los Caballeros del Zodiaco y me terminé de aburrirme con unos tazos disney, de las películas animadas, que se podían ensamblar.
12. Los Trolls de la suerte
Fue una tendencia en los 90 el tener suerte. Para ello, el favorito de todos fue el troll. Incluso, en el colegio, teníamos una compañerita que era bien baja y todas le tocábamos el pelo antes de una prueba para que nos diera suerte. A mí me daba un poco de miedo mi troll (tenía el pelo verde) y por eso lo daba vuelta hacia la muralla antes de dormir, o lo dejaba en la mochila, exclusivamente para las pruebas. Nunca me gustaron mucho, pero era la onda tener uno.
13. Chupetes de la suerte
Esta moda no la comprendí mucho en realidad, pero yo tenía muchos y me encantaban.
14. Muñeco Dondo
Quizás lo mejor de este muñeco, a pesar de que e chupaba el dedo, era la canción ¿Te acuerdas?
15. Rosalba Satánica
No sé ustedes, pero yo se de varios casos en los que a las niñas les terminó dando miedo su muñeca Rosalba. Quizás era porque podía mover los ojos, porque le creciera el pelo, o por su tamaño. El hecho es que (y me incluyo) varias terminamos regalando la muñeca porque nos daba pavor.
16. Nenuco
Nenuco fue toda una institución entre las niñas de los 90. Una de mi mejores amigas tenía uno, que se llamaba «Jaimito» y era la mejor «mamá» en los juegos bizarros que hacíamos, con os juguetes que estaban al alcance.
17.- The Test Crash Dummies
Este juguete era un poco más pituquín, pero era muy bueno. Lejos de generar conciencia sobre los accidentes de tránsito, verlos chocar y hacerse mierda, era la pasión. ¿O eso me pasaba sólo a mí?
18. Mecano
Si bien, ya existían los Lego, esto era para profesionales. Los Mecano eran increíbles. Lo triste era que, uno, que no era muy meticulosa para guardar los tornillitos, se perdían muy rápido y hasta ahí nomás llegaba el Mecano. Nunca hubo tiempo para ir a la ferretería para ir a comprar más tornillos que fueran del porte.
19. Resorte de Colores
Este juguete no tenía mucho brillo en realidad. Lo mejor era hacerlo bajar por las escaleras. Pero fue sensación durante un buen tiempo.
20. Los Crecencios
Nadie jugó realmente con los crecencios. Era entretenido verlos crecer con el agua, pero nada más. Después terminaban dentro de algún florero o en la basura. Pero fueron boom durante un tiempo.
21. Tetris
Esta era la versión pobre del Gameboy, que era en colores y muy sofisticado (pero también muy caro). Lo mejor es que tenía 999 juegos, que eran todos muy parecidos, y uno se entretenía a rabiar. Valían 2 lukas en la feria y usaban 4 pilas doble A que, si lo tuviéramos todavía, seguro que seguiría funcionando con las mismas pilas.
22. Koosh Ball.
Este juguete si que no tenía brillo. Hasta el día de hoy, lo veo, me da nostalgia y todo, pero sigo sin entenderlo. Sin embargo, casi todo el mundo tenía, al menos uno.
23. Micro Machines
Eran tan lindos! del porte de un sacapuntas. <3
24. Pegalocos
Los pegalocos eran de Marinela. Porquerías que uno también compraba para no comérselas y poder jugar con estas manos de goma que tenían una textura medio asquerosilla y, por eso mismo eran muy interesantes.
25. La gran Capital
Este fue el proto Monopoly y era muy entretenido jugar en grupo, hasta que, la que llevaba el banco, se ponía a hacer trampa y ganaba el juego. Personalmente, perdí horas de mi vida junto a mis amigas (la Anita, la Naty y la Dani) y puedo decir con mucho orgullo, que nunca gané.
26. Pinturas Tammy y frutillitas
Lamentablemente no encontré imágenes de pinturas Tammy, pero era lo más cercano a maquillarnos que teníamos, en una época en la que no te podías maquillar hasta los 15 o 16, porque hacerlo antes era mal visto.
El esmalte de uñas tammy era muy gracioso, porque si le pasabas el dedo, salía inmediatamente como una película de plástico blando. Y las frutillitas nos duraban nada en los labios ya que eran un dulce muy delicioso (y lo siguen siendo).
27. Máquina para hacer helados
Sin palabras.
28. El Yoyo
Este jugutito era más de los 80, sin embargo en los 90 tuvo un reflorecimiento que fue apestoso ya que los hermanos mayores sabían usarlo, y hacían figuras lindas, y te lo tiraban a la cara y una pensaba que te iba a llegar un yoyazo en la cara. Más encima aparecieron luego unos que traían luces.
29. Transformer
Estas cuestiones eran geniales. Uno se tardaba una eternidad en poder pasarlos de una forma a otra. También habían unos relojes que eran buenísimos.
30. Gárgolas
No sé si se acuerdan, pero eran unos monitos que daban, si no me equivoco, en el 13. Eran re buenos y luego salieron sus figurines de acción.
31. Figuras de He-Man
He-Man y She Ra fueron lo máximo que dieron en Pipiripao, con el tío Roberto Nicolini.
32. Juegos de Pesca
Este juego era lo mejor ya que el círculo central daba vueltas y los peces abrían y cerraban la boca. En el extremo de la caña había un imán y así podías sacar a los pecesitos, que dentro de su boca tenían un metal.
33. Thunder Cats
Los Thunder Cats fueron, y siguen siendo de culto.
34. Los Tamagoshi
Los Tamagoshi siempre me dieron un poco de pena. En ese momento yo tenía una perra pastor alemán que se llamaba Amanda. Siempre preferí dedicarle mi atención a ella antes de estar a las paradas de una mascota virtual. Sin embargo, mis amigas no pensaban igual que yo y sucumbieron al encanto de estas cuestiones. Es más, tuve una amiga con depresión cuando se le acabaron las pilas. Nunca comprendí por qué no les compró nuevas.
35. Dientes de vampiro
Si bien, siguen existiendo, ya no son lo que eran antes.
36. Botellitas de Coca-cola
Si bien, no eran un juguete propiamente tal, eran un gran suplemento a todos los juegos que involucraban muñecos. Eran muy bakanes en su momento.
37. Saltarinas
Este juguete se lleva, por mucho, todo mi amor y mis preferencias. Tengo que reconocer que la usé hasta bien grande. Hasta que murió. La pasaba demasiado bien saltando en esta cosa.