4 datos psicológicos recontra probados acerca de la enseñanza y el aprendizaje

Nuestra mente es como un árbol: Literal, a medida en que crecemos, las redes o ramitas neuronales que conforman nuestros sistemas cognitivos florecen a medida que se ejercitan

4 datos psicológicos recontra probados acerca de la enseñanza y el aprendizaje

Autor: Arturo Ledezma

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  1. Nuestra mente es como un árbol: Literal, a medida en que crecemos, las redes o ramitas neuronales que conforman nuestros sistemas cognitivos florecen a medida que se ejercitan. Si hay algo en que las líneas de la psicología se han puesto de acuerdo (cosa que es rara), es en dar cuenta que si desde niños se potencian los cimientos sobre los que va a crecer un árbol, literalmente neuronal; el desarrollo de los aprendizajes, habilidades y capacidades adquiridas va a ser mucho más fácil, porque nos acostumbramos a hacer ciertas cosas. Por simples o complejas que estas sean.

Así que ojo con los niños. Si hay un lugar en donde invertir es en la educación de los chiquitos chiquititos, porque son sumamente potenciables, creativos y críticos.

  1. El que te guste una materia, porque el profesor es la raja, no te pasa sólo a ti y hay una explicación para eso.

Lo que hace nuestra mente es clasificar las cosas todo el tiempo. Clasificamos a las personas, a las clases, a los colores, a los animales y a todas las cosas del mundo, porque de esa forma discriminamos lo elemental de lo accesorio, y así nuestra mente logra trabajar con el material que le parece interesante de conservar.

Ahora, clasificar conlleva necesariamente a un ejercicio con el que la psicología de la Gestalt hizo gala y es el de las asociaciones. Todos asociamos las cosas y por sobre todo, como humanos que viven en un ambiente social, todos asociamos las cosas a las personas que conocemos. Las canciones, los aromas, los lugares  y por supuesto, los aprendizajes. Así que no te pasaba solo a ti, nos pasaba a todos, lo que nos hace concluir, nuevamente con la joyita de la asociación,  que mientras más cálido, amable y cercano sea un profe. Mejor aprendes y no es capricho suyo.

  1. Social, ética y filosóficamente, no hay nada mejor que una escuela.

La razón evolutiva por la que los seres humanos estamos vivos, a pesar de tener casi el cuerpo más penca de todo el reino animal, es por el hecho de que hablamos, inventamos cosas, y a veces, solo a veces solucionamos los conflictos de manera adecuada.

Pero gran parte de esta ayudita viene por parte de la observación, o el acto de mirar a otro analizando las cosas que hace y la razón para ello. Las garantías que tiene la observación para nuestra especie, son prácticamente infinitas y si hablamos de enseñanza y aprendizaje, tenemos que considerar tres garantías que son importantísimas. 1. Gran parte de los aprendizajes que adquirimos mientras somos chicos y que se desarrollan cuando somos grandes, son cosas que simplemente hemos visto e imitamos. Todos necesitamos referentes, nadie se entreteje solo. Ni siquiera niños con algunas discapacidades sociales como el autismo, porque necesariamente el niño se une a una cosa, un objeto. Todos necesitamos unirnos a algo y no hay nada malo en ello porque así es la naturaleza 2.  Sentirnos observados, nos obliga a actuar bien porque aprendemos valores que se derivan de la presión social de los grupos. 3. Es posible desarrollar una actitud evolutiva sumamente positiva que es el altruismo. El ayudar al otro al principio por necesidad y luego porque simplemente es lo que hay que hacer,  también es una manera de desarrollar hábitos que luego se convierten en conductas.

  1. Absolutamente todos nosotros tenemos tipos de memoria y de inteligencia diferentes. Y puedes tener más de una pero es físicamente imposible que no tengas absolutamente ninguna habilidad a desarrollar. No sé si ustedes piensan lo mismo, pero yo no creo ser tan pelotuda como la tía del jardín decía.

Volviendo al tema, absolutamente todos nosotros tenemos una inteligencia, una memoria y por lo tanto una capacidad potencial de hacer algo. Y de hacerlo bien. Muchos de nosotros estamos lo suficientemente adoctrinados dentro de la caja como para estar luchando constantemente con nuestras inseguridades intelectuales, pero usted, estimado lector, no lo haga con su hijo. Incentívelo a que encuentre su habilidad, y si no la encuentra, haga que la invente.

Participar activa y positivamente en la autoestima de tus hijos tiene resultados directamente proporcionales a la seguridad y la convicción con la que se desarrollan. Porque si, inteligencia también es cuestión de actitud.


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