Según la medicina china tradicional, en el cuerpo humano existe una red de canales, llamados meridianos, que conecta todos los órganos, tejidos y células. El estado de nuestros meridianos influye directamente en nuestra salud física y psicológica.
Es posible decir que la calidad de nuestra vida depende de la abundancia constante de energía. Pero debería preocuparnos no solo la cantidad de energía sino lo bien que circula por ciertos canales meridianos. Los hábitos emocionales, dietéticos y de estilo de vida influyen en la circulación de la energía por el cuerpo.
Podemos corregir los desequilibrios y bloqueos de energía cambiando nuestra forma de alimentarnos y haciendo con regularidad ejercicios para los meridianos. A continuación podrás aprender una serie de ejercicios destinados a mejorar la circulación del ki (chi) por meridianos concretos. El ki es a menudo traducido como «energía natural», «fuerza de vida», o «flujo de energía» en la medicina tradicional china.
Estos ejercicios mejoran el funcionamiento de los órganos relacionados con dichos meridianos, así como favorecen los factores emocionales y psicológicos asociados con cada meridiano. Al hacer estos ejercicios tal vez puedas diagnosticar el estado de tus meridianos. El bloqueo o estancamiento de la circulación en un determinado meridiano se manifestará en forma de rigidez o resistencia al ejercicio. La flexibilidad revela una buena circulación del ki y un meridiano en buen funcionamiento.
Respira profunda y uniformemente mientras haces cada ejercicio. Intenta mantenerte equilibrado y relajado. Cuando hayas llegado al punto máximo de estiramiento, mantén esa postura contando dos o tres respiraciones y después relájate. Trata de visualizar y sentir cómo fluye la energía a lo largo de los meridianos que estás ejercitando.
Muy importante: no te fuerces a llegar más allá del punto que tu cuerpo llega con comodidad. Haz estos ejercicios con suavidad y determinación. Si los haces con regularidad, muy pronto adquirirás más flexibilidad y tu salud mejorará notablemente. Pero ten paciencia contigo mismo.
MERIDIANOS DEL PULMÓN E INTESTINO GRUESO:
Cruza las manos por detrás, la izquierda sobre la derecha y tómalas por los pulgares. Inclínate hacia adelante a la vez que levantas los brazos lo más posible. Mantén esa posición, relaja los músculos y haz dos respiraciones. Mientras estás en esa posición, trata de visualizar cómo el ki se precipita por el cuerpo desde la cabeza a los pies, sobre todo por los hombros, pecho y brazos. Probablemente sentirás cierta tensión en el pecho, hombros y en la parte posterior de las piernas. Relájate totalmente. Este ejercicio estira los meridianos del pulmón e intestino grueso. Repítelo tres o cuatro veces, o tantas como puedas sin excesivo esfuerzo.
MERIDIANOS DEL ESTÓMAGO Y BAZO:
Colócate de rodillas con las nalgas apoyadas en los talones. Tómate las manos y levántalas por encima de la cabeza lo más alto posible. Lentamente ve inclinando el cuerpo recto hacia atrás hasta que la espalda quede apoyada en el suelo. Esta posición es difícil de lograr, así que si no tienes entrenamiento suficiente, procura poner almohadones grandes a tu espalda, de modo de no llegar con toda la espalda al suelo, sino simplemente quedarte a mitad de camino lo cual también sirve para ejercitar estos meridianos. Mantén esta posición durante dos respiraciones y después vuelve a la posición de partida. También puedes hacer este ejercicio con las palmas giradas hacia arriba. Es un ejercicio maravilloso para los meridianos del estomago y bazo. Repítelo tres o cuatro veces o tanto como puedas sin esforzarte demasiado.
MERIDIANOS DEL CORAZÓN E INTESTINO DELGADO:
Siéntate en el suelo. Junta las plantas de los pies sujetándotelos con las manos, e inclina y abre las rodillas para acercar lo más posible los pies al cuerpo. Coloca los codos sobre las rodillas y trata de tocar los dedos de los pies con la cabeza, intentando al mismo tiempo que las rodillas toquen el suelo. Lo ideal es poder tocarse la cabeza con los dedos de los pies mientras las rodillas tocan el suelo. No te esfuerces. Llega hasta tu punto máximo de estiramiento y mantén esa postura durante dos respiraciones. Relájate. La práctica regular de este ejercicio mejorará el funcionamiento del corazón y del intestino delgado.
MERIDIANOS DEL RIÑÓN Y VEJIGA :
Sentado en el suelo, estira las piernas y tócate los dedos con las manos. Cuando llegues al punto máximo de estiramiento mantén la posición, relaja los músculos y haz dos respiraciones. Siente cómo circula el ki por tu cuerpo, sobre todo por la espalda y las piernas.
MERIDIANOS DEL HÍGADO Y DE LA VESÍCULA BILIAR
Sentado en el suelo con las piernas estiradas, sepáralas todo lo que puedas. Entrelaza los dedos y estira los brazos por encima de la cabeza; después inclínate hacia un lado y trata de tocarte los dedos de ese pie con la parte interior de las manos. Cuando llegues al punto máximo de estiramiento, relájate, haz dos respiraciones profundas y vuelva a la posición inicial. Lo mismo hacia la otra pierna. Este ejercicio estira los meridianos del hígado y vesícula biliar. La práctica regular de este ejercicio dará fuerza y flexibilidad a tu cuerpo y te permitirá evaluar su estado. Desarrollarás un excelente tono muscular, porque el ki circulará en mayor abundancia por todo su cuerpo.
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