Emily Sears es una chica común y corriente, aunque es conocida por ser el rostro publicitario para una conocida cadena de comida rápida. La chica australiana estaba acostumbrada a que la reconocieran, pero hay quienes lo llevan demasiado lejos: recibía más de un mensaje subido de tono que no quiso tolerar más.
Desde enero Emily notó que le llegaban casi todos los días una foto de hombre en paños menores, casi al desnudo.
La modelo estaba cansada de la situación, así que hizo la excepción de comenzar a planificar una venganza. Una de las cosas que usaría a su favor era el que no le temía a reírse de sí misma, y que en su cuenta de Instragam tiene muchos millones de seguidores.
Por una parte, sujetos le enviaban estas fotografías explícitas o insinuantes de ellos, aunque algunas fueran demasiado extrañas para querer seducir. El acoso aumentó al punto en que también le llegaban mensajes pidiendo que ella mostrara un poco más de su cuerpo.
Emily no estaba dispuesta a caer en su trampa. Estos tipos estaban mal y punto. Por lo que decidió que iba a reenviar las fotos que recibía a las parejas o familias de sus destinatarios. A esto, le agregaba el mensaje:
«Siento mucho tener que contarte que tu pareja está enviándole fotos de sus genitales a modelos de Instagram. Te digo esto porque creo que las mujeres debemos permanecer juntas. Quería decirte que la mayoría de los hombres hacen este tipo de cosas y poco tiene que ver contigo. Te mereces algo mejor que eso».
Así comenzó más que su «venganza», una manera de hacer justicia y de detener la situación que tanto la molestaba. A pesar de que confiesa que aún recibe uno que otro mensaje con doble intención, su accionar tuvo resultados: los acosadores originales decidieron no seguir metiéndose con ella.
Además, resolvió que cuando le pidieran alguna imagen inapropiada o se pasaran de listos con ella, enviaría imágenes ridículas como respuesta. ¡Lo mejor! (Puedes ver cómo lo hace arriba).
Muchas chicas famosas en las redes sociales tienen que lidiar con esto hoy en día. Algunos se protegen en que si ellas están exhibiendo sus vidas, no hay daño con pedir un poco más. Para ese pensamiento, no hay medicina, pero sí para quienes reciben el acoso: el ejemplo de Emily puede ser una buena manera de reírse un poco más y pasar menos rabias por esa incómoda situación.
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