El equilibrio: preocuparse tanto por la otra persona como ella se preocupa por vos es la mejor manera de saber que serán amigos para toda la vida. Si ambos se respetan, se admiran, se toleran y se contienen, no hay dudas de que la relación es fuerte y que no se destruirá con el tiempo. Celebren que, no importa lo que suceda, uno siempre estará ahí para el otro.
Es un cable a tierra: Todos alguna vez quedamos atrapados en expectativas altísimas que luego no se cumplen, en proyectos que terminan por convertirse en sueños rotos y hasta en pequeñeces materiales que no son tan trascendentes pero que, de todas formas, hacemos un mundo de ellas. Un buen amigo te recuerda qué es lo verdaderamente importante, te centra y te es sincero hasta en las situaciones más difíciles, como por ejemplo, que ese chico o chica te lastima por más que lo ames, o en aspectos más simples, como ese jean que te salió caro pero que no te queda bien.
Se siente 100% cómodo: podés mostrar tus facetas menos adecuadas a los buenos modales, podés hablar sobre cualquier tema y emitir tu opinión sin temor a ser juzgado. En definitiva, podés ser vos mismo. Ni siquiera los hábitos que consideres menos apreciables de tu vida harán que el otro cambie su concepto sobre vos. Es una persona a la cual no sentís que sea necesario esconder ni el más mínimo detalle. Y viceversa sucede lo mismo. Tanto es así, que pueden gastar una considerable cantidad de tiempo juntos sin sentirse agobiados.
Los esfuerzos: “Está bien, pero solamente lo hago porque sos mi mejor amigo”. Así sea un evento aburrido, un largo trayecto sin un medio de transporte a mano, una salida de sábado por la noche justo el día que trabajaste sin parar. No importa. El esfuerzo se hace de todas formas porque se sabe que para el otro es súper importante, y no hay nada mejor que ver a ese amigo feliz.
La risa: No importa cuán horrible o estresante sea la situación. No importa el tipo de día que hayas tenido. No importa si estás angustiado, enojado o atravesando uno de los momentos más complicados de tu vida. Si estás con un buen amigo, de algún modo te va a hacer reír. Siempre va a encontrar la forma de hacerte sentir mejor y de ayudarte a pasar el mal trago de la manera más amena posible.