5 mentiras aceptadas socialmente que todos hemos dicho

Desde que soy chica que crecí escuchando que mentir era malo, que no se hacía, que las buenas personas lo que hacen es decir la verdad

5 mentiras aceptadas socialmente que todos hemos dicho

Autor: CVN
CVN

Desde que soy chica que crecí escuchando que mentir era malo, que no se hacía, que las buenas personas lo que hacen es decir la verdad.

Sin embargo, no había que ser una niña demasiado astuta para darse cuenta que sin importar la razón, todos mentían igual. Quizá no eran grandes mentiras pero, Por educación, por ahorrarse problemas, por quedar bien o por lo que fuese, todos mentían. Incluso personas que hasta hoy considero que son buena gente.  Y yo soy de las que creen que si hay mentiras blancas que no le hacen mal a nadie.

Si no fuese así, ¡Cuántas industrias quebrarían! No habrían artistas, ni políticos (lo que no suena tan malo) ni escritores, ni magos, ni nada interesante.  No habrían dulcineas, ni Aquiles ni Patroclos ni Magas ni Horacios, ni nadie a quien imaginar. Porque en realidad es todo una mentira.

Por lo mismo, y siguiendo esta línea de pensamiento, he recopilado un par de mentiras que son, necesarias y socialmente aceptadas. No me diga que usted no lo ha hecho porque todos, absolutamente TODOS hemos sucumbido ante esta presión.  A veces, incluso para llenar el espacio:

  1. No eres tú, soy yo.

Y de seguro que sí es él (o ella). No lo quieres, se más honesto. Si no fuese por eso, todos sabemos que no lo estarías pateando. Cabe mencionar que esta mentirilla casi siempre va unida con un solemne  –  “Te mereces algo mejor” –  y no sé si es peor decirlo o que te lo digan.

Aunque nunca es fácil regalarle a otro una libertad que no quiere.

  1. Voy llegando.

Qué es esa manía tan nacional de mentir acerca de nuestro paradero y la hora en la que nuestra presencia va a arribar a un lugar del que ya vamos  atrasados. El que va atrasado – y es impuntual- siempre dice que va llegando, pero es mentira. Y yo lo sé porque soy una persona sumamente impuntual y es como un mantra. “Voy llegando. Voy saliendo. Dame cinco minutos”.

  1. Pucha, es que no he tenido tiempo.

Ay, por favor. Uno siempre tiene tiempo para las cosas que de verdad quiere hacer. El “no he tenido tiempo” no es más que una mentira que disfraza la realidad: No quiero hacer lo que me estás pidiendo o para cualquier cosa que me estés indicando en este momento. Porque mi tiempo es preciado y me gusta gastarlo viendo series enteras en netflix y mirando los zapatos por un tiempo indeterminado cuando me levanto. Punto.

  1. Deberíamos vernos algún día.

Jajajajajajajaja, Por favor.  Cómo va a ser eso posible si ni siquiera tienes el número de la persona a la que le dices que se vean algún día y aunque lo tuvieses, probablemente no lo llamarías.

Ese “algún día” es una categoría demasiado abstracta. Ese algún día puede ser en un par de horas, dos meses, treinta años, quien sabe. Ese algún día es probable que nunca llegue porque cuando de verdad te quieres ver con alguien es necesario fijar de inmediato un lugar, una fecha y una hora.

  1. Préstame plata, después te la devuelvo.

Y esa es otra manía tan nacional, que entel hizo comerciales e inventó el prestalucas en base a eso.

Una luca es como un buen libro o un polerón que prestas a altas horas de la noche. No va a volver y ni te esmeres en ello.

 

 


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