La infancia es un momento fundamental en nuestras vidas, pues repercutirá en nuestras conductas como adultos. Muchas, si no todas, las experiencias de nuestra infancia, dejan huellas en nuestro cerebro, y algunos traumas pueden dañarnos aunque no los recordemos concientemente e influir en nuestra personalidad en cómo vemos la vida y nos relacionamos con el resto.
Si bien hay formas de reparar estos traumas, ya sea mediante terapias con un profesional o con un cuidado personal profundo, en que exploramos lo que somos realmente, muchas veces es difícil entender de dónde viene el problema y a qué se relaciona.
Si tienes alguno de estos rasgos que te presentamos a continuación, quizás se deba a algún trauma de tu infancia que valdría la pena explorar para poder tener una vida más tranquila y plena, sin arrastrar cargas inconscientes. Si te identificas con alguno, es un buen momento para que hagas algo al respecto.
1. Inhibición
La inhibición es un gran problema para muchas personas, pues les impide tener un desplante normal y luchar por sus objetivos. Estas personas sienten vergüenza de decir lo que piensan o se cohíben cuando tienen que abordar a alguien o tomar decisiones. Para algunas personas es tan difícil que llegan a sentirse bloqueadas y quedar en blanco.
Esto está comúnmente asociado a traumas de infancia, que hacen que las personas tengan tendencia a aislarse, dificultad para relacionarse con el resto e incluso temor a hacerlo. Su falta de seguridad y confianza en sí mismos es su gran enemigo y es algo que les impide desarrollar todas sus capacidades.
2. Eres irascible
No necesariamente son particularmente violentos en su día a día, pero sí tienen poca tolerancia y su capacidad para mantenerse en calma es muy limitada, por lo que suelen explotar bajo situaciones de estrés, o durante una discusión. Puede que no exploten, pero pareciera que tienen la rabia a flor de piel. Son personas tensas, que tienen rabia acumulada que nunca han logrado soltar.
3. Rechazas los halagos
Estas personas suelen creer que nunca están a la altura o que nunca hacen las cosas realmente bien, por eso no pueden soportar cuando alguien destaca su trabajo, siempre internamente piensan que se trata de una burla o de un error. Por lo general tienen una valoración muy baja de sí mismos, pese a que por fuera pueda parecer que se sienten mejor que el resto. Son personas muy inseguras.
4. Te disculpas constantemente
Estas personas sienten que no tienen derecho a las cosas, y piden permiso o disculpas por cosas por las que no deberían disculparse. Es un caso típico de un trauma de infancia no superado, pues en ellos se ve la huella de una crianza restrictiva, humillante o con pocas expresiones de afecto.
5. Huyes de los conflictos o vives en ellos
En general los traumas en la infancia se dan en medio de un ambiente conflictivo y con agresiones, donde cualquier cosa podía desencadenar un problema o algún tipo de violencia. Por esta razón, muchas personas crecen con miedo a los conflictos y con una obsesión al respecto. Le temen tanto a los conflictos que intentarán huir a toda costa.
Es necesario trabajar los traumas de la infancia para que no afecten tu personalidad y tu vida adulta. Necesitas tener un rol activo en este sentido, pues no se eliminarán de la nada. Puedes pedir la ayuda de un especialista, o por ti mismo ir revisando las situaciones de tu vida temprana que siguen influyendo en cómo te comportas ahora, y hacerles frente.
Con info de Lamenteesmaravillosa