Jane Rylance es una mujer de 52 años que se puso unos jeans para salir a bailar. Los pantalones eran «Skinny» de la marca New Look.
Todo bien hasta ahí, sin embargo, la inocente prenda de vestir casi le causa la amputación de las piernas.
Mientras bailaba con sus amigos se empezó a sentir mal, por lo que decidió tomar un taxi e irse a su casa. Al otro día notó que sus piernas estaban totalmente hinchadas, por lo que optó por ir al hospital.
Al llegar al recinto de salud, los médicos le diagnosticaron síndrome compartimental, un problema que además de producir problemas en el flujo de la sangre, afecta músculos y nervios por el aumento de la presión.
«La pierna izquierda tuvo que ser urgentemente abierta, para liberar presión de los nervios. Los doctores me dijeron que si hubiera esperado una hora más me habrían tenido que amputar la pierna. Incluso que podía morir. Fue aterrador», relató la mujer al medio británico, The Sun.
Jane tuvo que pasar por tres operaciones más antes de que le hicieran injertos utilizando piel de sus muslos.
Ahora ella admite que los pantalones le quedaban apretados por un ligero aumento de peso, sin embargo, jamás se imaginó que algo así le podía pasar.
«Quedé con horribles cicatrices, pero agradezco estar viva. Ninguna moda o prenda es lo suficientemente valiosa para pasar por la pesadilla a la que me enfrenté. No usaré jeans ajustados nunca más. Pueden producir incluso la muerte, debiesen venir con una advertencia», sentenció.