1. Eres capaz de sincronizarte con la otra persona
Un beso en la boca es cosa de dos (al menos). Las personas que besan bien saben besar al ritmo que pide el beso y al ritmo que sigue o lidera la otra persona. Tanto si guías como si sigues, un buen beso pide un ritmo que implique a ambos. Y eso cuenta en los labios y en toda la actitud corporal.
2. No besas a todos igual
Un buen besador o besadora no junta sus labios igual con todas las personas. La altura de cada cual, el tipo de labios, la relación que estableces con esa persona, etc. son variantes a tener en cuenta. Una persona que besa bien comprende esos factores y los utiliza para mejorar su beso.
3. No muerdes el labio superior
Un beso demasiado agresivo o inapropiado no es un beso, es un compromiso que intenta saldarse como se pueda. El labio inferior suele permitir un mordisquito sin llegar al dolor (atención: no siempre un mordisquito es adecuado). Sin embargo, la fisionomía y la posición del labio superior no lo hacen adecuado para ser mordido.
4. Vas escondiendo la lengua
Las modas cambian, pero hay una que se mantiene: cuanto más jóvenes, más lengua; cuanto más maduros, menos lengua. A medida que pasan los años, los buenos besadores utilizan menos la lengua. Para disfrutar de su tacto, además, es interesante dejar de utilizarla a ratos y aplicarla en momentos de más pasión o instantes en los que quieras jugar.
5. Tienes cerca tu lápiz labial
Cada persona tiene un tipo de labios, pero regularmente, quien más quien menos, sufre algo de sequedad. Utiliza tu lápiz labial para mantener tus labios deliciosos. Sobre todo en invierno, ¡pero no sólo!
6. Te sabes relajar
Intentarse relajar no es imposible, pero no es nada fácil. Los besadores naturales son los que ofrecen sus labios relajados, sin crispación ni más fuerza de la necesaria. Así disfrutan ellos y hacen disfrutar a la otra persona.
7. Tienes el tipo de labios… ¡tuyo!
Es importante saberlo y los buenos besuqueadores son conscientes de ello. No hay labios mejores ni peores para besar. Estéticamente tus labios pueden gustar a unos más, a otros menos, pero si ya han decidido besarte o han sucumbido a tus encantos, recuerda: los buenos besadores tienen labios gruesos o delgados, y lo son por cómo los utilizan.