Los supermercados lo tienen claro: vas a llegar a casa sí o sí con el carro lleno y los bolsillos vacíos (o llenos de las chorraditas que has comprado en el último estante y para las que ya no tenías ninguna bolsa). Aunque te creas que el desorden que hay en las estanterías es culpa de la desidia de los empleados, en realidad está todo estudiado al milímetro. Aprende las fórmulas más habituales con las que te quieren engañar y combátelas.
1. La fruta y la verdura tienden a estar en el primer pasillo, para que realices la compra sana al inicio y después estés más predispuesto a regalarte un capricho por lo bueno que has sido al principio.
2. Los carros son tan grandes para que tengas la sensación de que te olvidas algo si no lo llenas. ¿Qué hay más bonito que un carro lleno hasta arriba (si lo paga otro)?
3. Los supermercados podrían hornear todo el pan por la mañana, pero lo hacen de forma paulatina para que el olor te atrape y caigas en la tentación.
4. Los productos que están a la altura de los ojos son mucho más caros que los situados en el resto de los estantes. No seas perezoso, agáchate o haz malabarismos para llegar a los estantes superiores.
5. ¿Por qué la salsa de tomate no está al lado de la pasta? Cuantos más pasillos tengas que recorrer, más productos verás y más posibilidades hay de que piques.
6. Cuando estás en la interminable cola, te acompaña durante todo el recorrido una gran oferta de dulces. ¿Quién puede resistirse a esto después del duro esfuerzo?
7. Los descuentos son muy peligrosos. Sin querer, vamos sumando artículos y más artículos en el carro aunque, en ocasiones, no nos ahorremos nada o la diferencia de precio sea minima.
via Difundir