La medida consiste en que todos los empleados de la cantante, que hagan parte del equipo en sus giras, deberán ser revisados una vez a la semana por un médico que ella contrató. «Tuve que cancelar un concierto de mi gira en Phoenix, Arizona, porque no me encontraba bien y nunca me he sentido tan devastada en toda mi vida». Con esta medida también busca que su salud no se vea afectada por algún miembro del equipo, pues así evitaría ser contagiada de algún virus.
Una vez revisado cada empleado el doctor deberá entregarles una tarjeta o placa que certifique que no hayan tenido ninguna enfermedad durante la semana, de esta manera, solo aquellos que porten dicha constancia podrán acercarse a la cantante, hablarle o simplemente saludarla. «Estuve en Los Ángeles pasándomelo bien y tomando el sol sin nada de crema solar, por lo que estoy muy, muy quemada debajo de toda esta ropa» contó durante la presentación. Adele recurrió el pasado agosto a su cuenta de Instagram para publicar un vídeo en el que anunciaba a sus millones de seguidores que iba a cancelar su concierto en Phoenix (Arizona) debido a un importante catarro que no le permitía estar en plena forma sobre el escenario. «De verdad que siento mucho haberos decepcionado».