Amanda Love tuvo una infancia como cualquier otra niña: fue a la escuela, tuvo amigas, y pasó parte importante de su tiempo libre jugando a las barbies. Claro, en ese entonces era muy pequeña y nadie sospechó que aquel “juego”, más tarde se convertiría en una verdadera obsesión. La chica creció, se graduó de la escuela y luego entró a la universidad. Fue ahí cuando la idea de intervenir su cuerpo quirúrgicamente cobró más sentido. Primero, cuando no disponía del dinero suficiente, Amanda usaba mecanismos comunes para “embellecerse”: maquillaje, alisado de pelo, bronceadores, etc. Sin embargo, una vez que creció y consiguió dinero, el bisturí apareció como la mejor alternativa a su necesidad.
Así lucía Amanda Love a sus 19 años.
Más tarde conoció a un chico, comenzó un noviazgo y luego se casaron.
Más tarde conoció a un chico, comenzó un noviazgo y luego se casaron.
Ella misma admite que tiene una especie de obsesión por las Barbies. No por nada está constantemente pensando en parecerse más a una de ellas. Para eso, Amanda gasta alrededor de 15 mil dólares anuales entre inyecciones de bótox, colágeno, implantes de silicona. Actualmente se encuentra esperando su cuarta cirugía de senos.
“Cuando era más joven, acostumbraba a jugar con mis Barbies y pretendía ser una de ellas“, señaló la mujer a Metro.co.uk. “Recuerdo estar viendo Guardianes de la bahía y fijarme en Pamela Anderson. Ella era mi ídola, quería ser como ella“.
Vive en Escocia y es madre de 3 mujeres y un varón. Su hija mayor señala que muchas veces la gente piensa que ambas son hermanas, por lo joven que Amanda supuestamente se ve. Sin embargo, para nadie en la familia esto es verdaderamente un agrado.
Tegan, la hija de 18 años, afirmó que le gustaba más cómo su madre lucía antes y que hoy las cirugías son sólo problemas para la familia.
“Cada vez que se hace algo termino enojándome”, Señaló Tegan.
Pero bueno, es cierto que cada uno hace lo que quiere con su cuerpo.