Es imposible no conmoverse ante la historia de Thomas, un pequeño de Australia que perdió la batalla contra el cáncer cuando tan solo tenía cinco meses de edad. Sheryl Blanksby es la madre de Thomas y William, y tuvo que enfrentar el dolor más intenso de su vida.
Ella compartió en su perfil de Instagram el emotivo momento en el que William le dijo, “Thomas me va a hacer falta. ¿Cuando llueva va a volver?”. Es desgarrador, él tenía que despedirse de su hermanito para siempre. Puedes visitar su perfil de Instagram aquí.
Con inmensa tristeza compartió que el pasado ocho de mayo a su pequeño Thomas le crecieron sus alas de ángel y partió al cielo.
Estaba junto a su familia cuando falleció solamente semanas después de ser diagnosticado con leucemia. Tenía un tumor rabdoide maligno y tuvieron que extraerle su riñón izquierdo, él padecía un extraño tipo de cáncer que suele afectar a bebés con una tasa de supervivencia menor de 30 por ciento.
Thomas nació con una lesión en la piel en su brazo derecho, sus padres pensaron que era una marca de nacimiento pero cuando cumplió seis semanas había aumentado su tamaño y tras exámenes médicos determinaron que era cancerígeno, descubrieron también el tumor en su riñón. Fue sometido a una cirugía para extraer el riñón, pero el pequeño tenía más tumores en ambos pulmones y en un hueso de su cadera.
Lamentablemente todavía no se ha registrado ningún tratamiento exitoso contra este tipo de cáncer pero confiamos en que pronto habrá una solución efectiva para combatir tan cruel enfermedad.
Thomas estuvo siempre acompañado de su familia, en medio del dolor ellos le transmitían todo el amor posible para garantizar su bienestar y aliviar su sufrimiento. Uno de los momentos que conmovió al mundo fue cuando su madre encontró a William diciéndole:
“Tu hermano mayor está aquí, todo estará bien”, mientras reposaba su mano suavemente sobre su mejilla.
Fue algo tan emotivo que la imagen de los dos pequeños le dio la vuelta al mundo.
Sheryl ya le ha explicado a William que su hermanito se fue al cielo, y que su único consuelo es que ya no siente dolor.
A veces nos quejamos sin necesidad, por tonterías, sin valorar esos pequeños regalos de la vida que damos por sentado pero cada día deberíamos disfrutarlos a plenitud.
La historia de esta familia nos regala una gran lección de amor que jamás deberíamos olvidar. Cuesta comprender por qué un niño tan pequeño tiene que ser víctima de tanto sufrimiento con la impotencia de no poder ayudarlo y el dolor de tener que decirle adiós para siempre. Nacieron para recordarnos que debemos ser más agradecidos.