Una enfermera fue acusada de estar en medio de un proceso de narcotráfico, tras usar su posición de empleada de la salud, para conseguir drogas. Y es el fiel reflejo de cómo una adicción afecta a las personas.
Se trata de Amie Heller, quien robaba prescripciones médicas del hospital Royal Blackburn, de Lancashire (Inglaterra). Después, la mujer se las daba a sus amigos para venderlas, o simplemente consumirlas.
Amie tiene 30 años y es madre. Al mismo tiempo, adicta a la cocaína. Ella admitió robar medicamentos además de otros varios componentes más. Así fue sentenciada por abuso de poder, e ir en contra de su propia profesión.
Heller actuaba con un cómplice, quien le daba cocaína para ella y sus amigos, y ella vendía medicamentos, dándole las ganancias a él (en parte por la droga recibida). Finalmente, sus imágenes muestran la repercusión física que tuvo en ella: