Hace unos meses una empresa de Seattle anunciaba que ha desarrollado una tecnología para insuflar THC directamente al azúcar y la sal, lo que supone toda una revolución en la administración de marihuana por vía oral y que abre las puertas a un uso ilimitado, cuando hasta ahora se partía de mantequillas, aceites y otro tipo de extracciones. Green Labs y Deep Cell, una empresa de nanotecnología, han llegado a un acuerdo para la fabricación y distribución tres productos con THC: azúcar, sal y edulcorante bajo en calorías.
Pero como sucede habitualmente con todos estos novedosos consumibles y demás productos elaborados con marihuana, tan sólo estarán disponibles en los estados donde la marihuana sea legal, que desgraciadamente no es nuestro caso. Si ellos pueden comprar legalmente lubricantes con THC, Moonrock, porros liados, chicles, galletas y todo tipo de consumibles de cannabis, nosotros podremos hacerlo en nuestra casa contando con el principal ingrediente, lógicamente marihuana.
Nadie contará en su casa con la tecnología para insuflar THC en azúcar, pero sí que podremos recurrir a otras sencillas técnicas para elaborar nuestro propio azúcar cannábico con el que no sólo endulzaremos nuestra vida, si no que le daremos un punto más divertido. También en este aspecto, como siempre la variedad va a condicionar los efectos finales, se puede optar más psicoactivas o más narcóticas, sobre gustos personales o necesidades no hay nada escrito.
De las varias maneras de las podríamos incorporar marihuana al azúcar, en tintura sería posiblemente la mejor. Para ello debemos macerar en frío unos cuantos cogollos en alcohol. Las opciones son muchas, desde etanol puro, a cualquier tipo de licor como brandy, ron, whisky… Con etanol puro o alcoholes de alta graduación las tinturas se hacen más pesadas y el sabor no es muy agradable, mientras que con licor tienen un mejor sabor.
Introducimos unos 50 gramos de cogollos o restos de manicura en un tarro o botella y rellenamos de alcohol o licor. Dejamos reposar durante 3 días, durante los cuales el alcohol irá extrayendo las sustancias activas que contiene la planta. Cuanto más tiempo dejemos macerar siempre será mejor. Colamos la maceración sobre un bol, lo cubrimos para que no entre cualquier impureza, y dejamos que el alcohol se evapore hasta conseguir una pasta oscura y pegajosa similar a la miel.
En un bol, añadimos 200 gramos de azúcar moreno de caña y la tintura cannábica, mezclando con fuerza hasta conseguir una masa uniforme. Extendemos la mezcla sobre papel antiadherente y lo introducimos al horno durante unos 100-120 minutos y a una temperatura entre 60 y 70º. Una vez deshidratada la mezcla, quedará una gran galleta de azúcar que simplemente romperemos y moleremos en un molinillo de café, para conseguir unos deliciosos y dulces cristales de azúcar cannábico.
Bizcochos, cafés, infusiones, chocolates, yogures, tartas… todo lo que quieras endulzar con un “toque” especial lo podrás hacer la manera más sencilla e instantánea. Y como siempre que tratamos con marihuana ingerida, recomendamos mucha precaución, ya que los efectos se pueden demorar hasta una hora. No conviene abusar sin primero esperar un buen rato a ver cómo nos sienta lo que hemos consumido. Empieza con pequeñas cantidades y no tardarás en ajustar las dosis a tus necesidades.