La famosa escena del paseo expiatorio de Cersei Lannister en Juego de Tronos se rodó con doble de cuerpo y se mezcló por ordenador. No es el primer caso. Ni el último.
Hablar de imágenes digitales en el cine no es nuevo. En el Coliseo de Gladiator solo había 2.000 extras, pero parecían 30.000 gracias a la postproducción digital. De hecho, el recinto como tal se fabricó más bien con un ordenador. Y lo mismo con muchos personajes de Star Wars o Avatar. También sabíamos que hay dobles de cuerpo. Que algunas partes anatómicas en Pretty Woman no son de Julia Roberts ni pertenecen a Kim Bassinger algunas en Nueve Semanas y Media. Y hasta ahí. Cuando la actriz salía de cuerpo entero como su madre la trajo al mundo era ella. Ahora ya ni eso. El ordenador se encarga de desnudarla – con su permiso, por supuesto – sin que la susodicha tenga que quitarse la ropa.
La práctica es relativamente nueva. Se remonta a hace unos cinco años cuando el truco digital introdujo un desnudo integral de Jessica Alba en la película Machete. Después se ha utilizado en El cambiazo o Very Good Girls, donde los traseros de Dakota Fanning y Elizabeth Olsen pertenecen, en realidad, a otras actrices. “Solo puedo decir que mi doble tiene un buen culo”, fue el comentario de Olsen al respecto.
Desnudar por lo digital a una actriz (o a un actor, pero ya sabemos que en el Séptimo Arte hay menos centímetros de partes pudendas masculinas que femeninas y eso es harina de otro costal) no es barato. Hay que pagar su salario, el de la doble y todo el proceso de postproducción. Pero la tecnología avanza rápido y es de esperar que se abarate en los próximos años. O, lo que es lo mismo, que empiecen a proliferar top less y desnudos integrales en los productos made in Hollywood, hasta la fecha, bastante recatado al respecto. ¿Y no sería más fácil dejarse de tanta zarandaja y rodar con los actores reales? La propia Headey se excusa aduciendo que, en escenas tan delicadas como la de la humillación pública, prefería centrarse en las emociones gestuales sin la obvia incomodidad física de estar sintiendo una agresión real en sus propias carnes. Más pragmáticas, otras voces recuerdan que, en un mundo dominado por el Photoshop, el espectador espera ver cuerpos perfectos. Y, tal vez, el de la actriz no lo sea. De hecho, Headey se encontraba en los primeros meses de embarazo durante el rodaje y esa es una de las razones para cambiar su cuerpo por otro menos maternal. Se puede retocar aquí y allá pero al final sale más a cuenta lo de la doble. Otras veces son las propias estrellas quienes por contrato se niegan a despojarse de la ropa ante el director, ayudantes, iluminadores y extras. O exigen sumas astronómicas. O no hay química con su compañero de escena. O de todo un poco. Ya pasó en 50 Sombras de Grey. Dakota Johnson rodó con un protector genital. El CGI se encargó de quitarlo y hasta de añadir vello púbico para la versión final. Por cierto, también hubo doble de trasero. Y no porque el de la hija de Melanie Griffith no fuera respingón y lozano sino para eludir un tatuaje de la actriz, poco propio de la ingenua Anastasia Steel.
Lo curioso es que el retoque digital no solo se emplea para añadir centímetros de piel desnuda en la gran pantalla. También para retirarlos. Es el caso de la versión para televisión de Showgirls, de Paul Verhoeven. En su día la cinta pasó sin pena ni gloria en cines, pero sigue teniendo sus incondicionales. Recientemente un canal de cable norteamericano adquirió sus derechos para pasarla en la pequeña pantalla y en horario para todos los públicos. ¿Y cómo se hace eso con una película sobre bailarinas de strip tease que se tiran buena parte del metraje en uniforme de trabajo y que, por esa misma razón, tiene la calificación de NC-17 de la MPAA? Sencillo: se vuelven a doblar algunos diálogos para suavizarlos, se cortan las escenas más explícitas y se cubre con sujetadores CGI los pechos de Elizabeth Berkley y sus compañeras de profesión.
En la meca del cine nadie duda de que el nudismo vía CGI ha llegado para quedarse y que, en los próximos años, veremos más centímetros de piel por minuto de metraje. Las actrices en ciernes metidas a dobles hasta mejor oportunidad ya han empezado a pulir sus cuerpos. Por si suena la flauta. Rebecca Van Cleave fue elegida en un casting frente a otras 1.000 aspirantes y ya aprovecha la menor ocasión par recordarlo. Y, de paso, para pedir un papel de cuerpo entero. Cabeza incluida.
Fuente: SModa