Sonali Mukheriee apenas una adolescente de 17 años, con un gran futuro por delante: era presidenta del centro de estudiantes de su universidad, capitana del Cuerpo Nacional de Cadetes para estudiantes y estudiaba sociología.
Una noche, Sonali estaba sola en su casa cuando tres hombres entraron. Intentó defenderse del ataque de los hombres, que intentaban violarla, hasta que de pronto, según cuenta, sintió una horrible sensación de ardor, como si su rostro y todo su cuerpo estuviera cubierto de carbones encendidos. Finalmente cayó inconsciente.
Cuando se despertó, Sonali estaba en el hospital. No podía moverse, hablar, ni comer. Había sido víctima de un ataque con ácido.
Los médicos no sabían qué hacer. Su rostro estaba completamente quemado, su piel estaba desollada, como una fruta de carne. Perdió completamente su oído izquierdo y sus ojos sin párpados parecían condenados a mirar el horror para siempre.
“El reto era lograr que tuviera una cara normal, algo parecido al aspecto de un ser humano normal“, explicó su médico.
Durante meses padeció un dolor constante, una pesadilla en vida, un padecimiento insoportable y corrupto.
Durante los siguientes 10 años se sometería a 27 cirugías de reconstrucción facial. Mientras tanto, su padre vendió todo lo que tenía, lo que incluyó la casa de la familia, para tratar de que los atacantes de Sonali fueran juzgados y pagasen las operaciones.
Los atroces y perversos criminales fueron condenados a 9 años de cárcel por destrozar la vida de esta joven, pero finalmente fueron puestos en libertad en dos años.
Sonali vivía tal horror que incluso presentó una petición al gobierno para que se le permitiera morir.
Poco a poco fue recuperando su espíritu, no quiso dejarse morir. Encontró una manera de salir en televisión, para mostrar a su país y al mundo lo que tienen que vivir las víctimas de ataques con ácido. Incluso participó en la versión india del programa de televisión “¿Quién quiere ser millonario?” Quería ganar el premio de 40.000 dólares.
Miles de personas enviaron donaciones para ayudarle en su búsqueda de justicia, así como para pagar sus cirugías. Una de esas personas fue Chittaranjan Tiwari, un ingeniero electrónico de 29 años de edad. Chittaranjan se sintió tan conmovido que le escribió diciéndole que quería conocerla. Con el tiempo, inesperadamente, se enamoraron y se casaron.
Ahora la pareja tiene un bebé precioso al que han llamado Pari, que significa “cara de ángel”.
A pesar de la crueldad de tres hombres bárbaros, el poderoso espíritu de Sonali ha triunfado. La ley de la India ha sido también recientemente cambiada para castigar más duramente a los autores de los ataques con ácido. Además, otras mujeres que también han sido víctimas de ataques similares han encontrado inspiración en Sonali y han recibido apoyo médico, económico y moral que necesitaban.
Ahora Sonali y Chittaranjan tienen que trabajar duro para construir su familia y criar a su pequeño ángel. Como dijo la joven madre: “Mi vida ahora está completa. Esta es la mejor sensación después de años de desesperación y agonía. Siento que he sido recompensada por todo el dolor que tuve que soportar“.