Bancos del Tiempo: Un modelo colaborativo en el que las monedas son servicios

En España la experiencia tiene 20 años y más de 6 mil usuarios

Bancos del Tiempo: Un modelo colaborativo en el que las monedas son servicios

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Permite obtener beneficios inaccesibles en la economía tradicional


La palabra banco se asocia generalmente con dinero, con billetes, con la moneda tradicional que nos permite comprar bienes y servicios.

Sin embargo, existen contextos en los que la palabra adquiere otros significados. Es el caso del Banco del Tiempo, un tipo de organización social que se ha hecho popular en países como España, Estados Unidos, Francia y más recientemente en Colombia.

Funciona como economía alternativa donde las personas reciben y ofrecen servicios, empleando como única moneda las horas, el intercambio de servicios mediante el cálculo de tiempo, señala una nota del portal The Objective.com.

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Es una estrategia de economía solidaria —señala Maribel Moreno, cofundadora del banco del Tiempo de Bogotá —, que busca fortalecer los lazos entre las personas y reducir los índices de consumo económico. Imagen: Web.

Según cuenta María Nikolopoulou, Secretaria de la Asociación para el Desarrollo de Bancos del Tiempo en España, “el primer banco se creó muy enfocado y basado en la conciliación. Pero poco a poco se han ido dando más valores: El valor económico: personas con pocos recursos que tienen acceso a una serie de servicios que en la economía normal no podrían acceder. El valor de la vejez activa: personas mayores cuyos conocimientos y actividad no hay manera de canalizar, pero siguen siendo importantes y  el valor de la integración social”.

A través de la Asociación para el Desarrollo de los Bancos del Tiempo (ADBDT) se han diseñado múltiples herramientas que apoyan la difusión y consolidación de esta propuesta en diferentes lugares del mundo.

“Es una estrategia de economía solidaria —señala Maribel Moreno, cofundadora del banco del Tiempo de Bogotá —, que busca fortalecer los lazos entre las personas y reducir los índices de consumo económico: que no se tenga que pagar por servicios que se pueden proveer a partir de una relación de confianza y solidaridad”, reseñó, por su parte, el diario El Espectador.

La experiencia en Colombia

En Colombia, a partir de su lanzamiento en 2018 se han intercambiado cerca de 1.400 horas. El banco cuenta con 126 personas inscritas, una bolsa de ofertas y demandas que superan los 300 servicios, como clases de piano, inglés, AutoCAD, matemáticas, francés, técnicas de fotografía, coaching y talleres de culinaria, entre otras.

¿Cómo lo hacen? Lo primero es localizar un banco de tiempo cercano a tu residencia y luego realizar una entrevista, para introducir a la persona en el sistema.

El tiempo como moneda permite tejer redes sociales y crea cultura bajo la premisa de que todos necesitamos algo. Imagen: Web.

Cada usuario es titular de una cuenta virtual a través de Timeoverflow, plataforma informática online que permite el registro y los intercambios, verificando los saldos de tiempo de cada beneficiario. Es gratuita y de código abierto, siendo coherentes con los principios de la economía solidaria.

Atisah Villalba, gestora del Banco del Tiempo de Bogotá, considera que el tiempo como moneda permite tejer redes sociales y crea cultura bajo la premisa de que “todos necesitamos algo y todos tenemos muchas cosas para ofrecer”. Con la diferencia de que no se ve el dinero y todos reciben un beneficio común.

El sistema en España

España es un buen ejemplo de cómo han ido creciendo los bancos del tiempo. Este sistema de intercambio de servicios tiene 20 años y ha evolucionado hasta contar con 200 entidades tanto en ciudades como en pueblos, unos 6.000 usuarios y tantos servicios como personas lo componen.

Actualmente la mayoría de los bancos de tiempo se concentran en Cataluña y, en menor medida en el País Vasco, la Comunidad de Madrid o Galicia. En los 200 bancos de tiempo que existen en España existen perfiles tan diversos como los servicios ofertados: al fin y al cabo, estas estructuras van creciendo y adaptándose a la oferta y la demanda de sus usuarios.

“Todas las franjas de edad, desde los 25 hasta los 75 años, están representadas prácticamente por igual. Y se apuntan más mujeres, aproximadamente un 70%, frente a un 30% de hombres”, explica Nikolopoulou.

Banco del Tiempo, un tipo de organización social que se ha hecho popular en países como España, Estados Unidos, Francia y más recientemente en Colombia. Foto: El Espectador.

“Lo que más se ofrece, estadísticamente, son servicios de cuidados, acompañamiento o canguros, de manera más o menos puntual. Lo que más se solicita son pequeñas chapuzas en casa: pintar, bricolaje, arreglar persianas, montar armarios. Y también se piden costura o arreglos de ropa e idiomas, sobre todo inglés”, continúa diciendo.

“A partir de ahí, y como son proyectos muy vivos, cada día se amplían las ofertas y las demandas: repaso escolar, clases de yoga, actividades físicas, porque todo el mundo necesita cosas y todo el mundo sabe hacer cosas”, señala Nikolopoulou.

De cara al futuro, los bancos de tiempo españoles quieren seguir creciendo y, según su fundadora, deben desarrollar proyectos transversales que lleguen a todos.

Entre sus fines, según Méndez: trabajar por acoger a las personas inmigrantes, “promover la corresponsabilidad no solo entre las parejas, sino extenderla a la sociedad” y garantizar que las personas mayores tengan un envejecimiento activo.

A modo de conclusión, Edgar Cahn, fundador de Time Banks USA, el primer Banco del Tiempo en Estados Unidos, sentenció: “La gente tiene miedo de compartir porque tienen miedo del futuro. Esto lo vemos en el Brexit, el ascenso de Donald Trump, así que tenemos que usar los bancos de tiempo para crear nuevas posibilidades. Nosotros no heredamos el mundo de nuestros antepasados, sino que lo tomamos prestado de nuestros herederos, de manera que nuestro trabajo es dárselo mejor de cómo lo hemos obtenido”.

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