Hace algunos días nos enteramos de un nuevo detalle sobre la muerte del gran Prince: el artista no tenía testamento. Y, por supuesto, tratándose de un artista reconocido como él era de esperarse que más de alguien reclamara parte de su fortuna. O de lo que creen que el cantante dejó atrás con su muerte.
Ahora los teléfonos de la agencia encargada de repartir su herencia no han dejado de sonar. Y los pedidos de examen de ADN han colapsado a los médicos, que están buscando a los reales beneficiarios del músico.
La fortuna estimada a repartirse se aproximaría a los 300 millones de dólares. Debido a la suma, se ha decidido transparentar el reparto de los bienes monetarios e inmuebles, a cargo del banco Bremer Trust. También contrataron para esta misión al laboratorio Servicios Genealógicos Morse de Daytona, en Florida.
Han habido hasta ahora entre 600 a 700 peticiones de examen de ADN. Todos de personas que aseguran estar emparentados con Prince, lo que está por verificarse.
El jefe de la operación, Harvey Morse, comentó que «Las explicaciones van desde ‘Vivíamos en el mismo sector así que debemos ser parientes’, hasta ‘Tenemos fotos suyas en nuestras reuniones familiares'». Aún aquellos que tienen las razones más absurdas deben ser confirmados por el examen oficial.
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