Es un paso adelante que al fútbol se le resiste dar. La Defensoria Pública del Estado de São Paulo ha condenado la agrupación de hinchas Camisa 12, del Corinthians, y a su entonces presidente Marco Antônio De Paula, a pagar cada uno 23.500 reales -ocho millones de pesos- de multa por insultos homófobos contra uno de los jugadores de su propio equipo.
El ataque tuvo lugar en el verano de 2013, después de que el jugadorEmerson Sheik, tras una victoria, publicase en Instagram una foto en la que da un beso a un amigo.
«Hay que ser muy valiente para celebrar la amistad sin miedo a lo que los prejuiciosos van a decir», escribió.
Parecía que estaba intuyendo lo que iba a pasar. Cinco miembros de Camisa 12 se presentaron en el entrenamiento del Corinthians con varias pancartas homófobas. «Vete a besar a la puta que te parió», «Este es un lugar para hombres» o «Maricones no», podía leerse.
El ahora condenado presidente de la torcida escribió en sus redes «Aquí no se va a quedar besando hombres. Vamos a convertir su vida en un infierno».
El jugador, que hoy juega en el Flamengo, llegó a pedir disculpas por sentirse presionado.
La sentencia no es recurrible, pero Camisa 12 ha asegurado que «no fue nuestra intención ser homófobos, no acertamos con ese tipo de bromas, ni pensamos en las consecuencias. Hoy escogeríamos mejor las palabras para no enfrentar procesos como este»,
¿Es un arrepentimiento por los insultos o por la multa?