De un tiempo a esta parte, nos hemos instalado en un lugar de crítica constante hacia el mundo televisivo. Cosa que no está equivocada ni alejada de la realidad si consideramos la calidad de los programas con el que muchos de nosotros alienamos nuestra mente en lo que nos queda de tiempo libre.
Sin embargo creo que es justo no generalizar y reconocer las cosas buenas de gente que por lo general vemos en la tele, aunque no correspondan necesariamente a ese mundo. Así que como es de costumbre he enumerado 5 de ellos, y aquí van:
- Roberto Artiagoitia, El rumpy.
“Te vamo a ponerte un tema.”
Me atrevería a señalar que no hay chileno que se respete como guachaca, soñador y vividor que odie al rumpy.
Porque más allá de las obvias propiedades de carisma innato, el rumpy ha contribuido al desarrollo de un proceso tan escondido como privado en un país tan cartucho como el nuestro y se trata de una lección fundamental: Tenemos que reírnos. De nosotros, de los demás, de la intimidad y de la vida cotidiana. Logró integrar a la cosmovisión chilensis el hecho de que la vida íntima de todos los chilenos y probablemente de todo el mundo no se compone sólo de miel sobre hojuelas, sino también de episodios tremendamente incómodos, inmorales y rascas. Y eso está bien, a todos nos pasa y si eso no ha ocurrido aún, probablemente va a pasar.
El rumpy nos entregó ese espacio, con un estilo único para conversar de experiencias sexuales descarnadamente en El Chacotero. Es ese personaje arquetípico al que te encantaría invitar a una piscola. Así que por eso y más, Roberto Artiagoitia encabeza esta lista.
- Daniel Muñoz.
Daniel Muñoz es insigne. Es la prueba viviente de que no es necesario ser un adonis para salir en la televisión y tener éxito en ella. Además de demostrar con hechos concretos que es posible hacerlas todas y hacerlas bien: Ser actor en teatro, televisión y cine, además de folclorista y buena onda.
Daniel Muñoz se ha ganado el cariño de la gente no sólo por ser Juan herrera, lo que sumó bastantes puntos a su trayectoria, sino también por ser un agente integral y positivo en la televisión chilena de los que lamentablemente quedan pocos. Entregando implícitamente la pequeña esperanza de que el talento honesto a veces, si triunfa.
“El futbol es la única religión que no tiene ateos” dice el difunto Galeano y cuánta razón tiene. Pero además de todo lo que uno podría decir del futbol Chileno, creo que es importante recalcar y agradecer habernos entregado a una figura que contiene en sí misma todo lo que uno podría esperar de alguien que realmente ama lo que hace.
Medel es pura pasión. Su actuación en el mundial frente a Brasil fue lo suficientemente convincente como para pensar que sólo alguien total y absolutamente convencido de una causa es capaz de soportar el dolor y ser increíble pese a ello. Infinito homenaje a Medel por ser un monstruo.
- Rodrigo Salinas
A Salinas hay un montón de cosas que reconocerle. Haber participado en la construcción de un programa excelente como es 31 minutos y el clásico del buenos días buenas tardes que ya se ha instalado como comentario necesario, son, en la superficie algunas de ellas.
Pero si sacamos todos los aspectos accesorios de un trabajo impecablemente hecho y de una capacidad creativa que es innegable. Hay algo que voy a reconocer firmemente en él y que merece mi eterno respeto: es el hecho de que el guatón Salinas es gordo y no hay nada que las pretensiones de la televisión puedan hacer contra eso. Ni siquiera le molesta que le digan guatón y ¿Por qué le molestaría?! Es innegable que lo es y no logro entender por qué eso debiese tratarse de algo malo. (Guardando las proporciones de que una gordura sí puede ser relativamente saludable)
Su aspecto es tal y habla de manera tremendamente positiva el hecho de que por fin vemos a una persona que no es un dandy, pero pucha que tiene talento. Gracias por tanto guatón.
- Paul Vásquez, El flaco.
El flaco tiene varios méritos admirables, aun dejando de lado la simpatía que lo caracteriza.
Es un personaje típicamente chileno, de esos que te encuentras cerca de tu casa o que lo asocias como el amigo buena onda del amigo de un amigo. Es de esa gente que siempre cae bien, porque su vibra es buena.
Habla bien de él que sea bombero, es noble. Habla bien de él que siempre esté recordándose de sus orígenes, de su mamá y de toda su familia. Pero por sobre todas las cosas habla bien de él, lo resiliente que ha sido en superar (o al menos parcialmente) el problema que tenía asociado a las drogas – pega que sabemos no es nada fácil.
Por eso el flaco merece un lugar. Porque nos hace pensar que se puede, y porque la buena onda también paga.