Debes saber que no existe un manual del buen padre o la buena madre, pero sí es cierto que los diferentes estudios en psicología infantil, nos muestran ‘el camino’ a seguir.
Depende mucho de la familia y el entorno, pero los trucos o hábitos que os mostramos a continuación podría servir para cualquier familia y aplicarse a cualquier niño.
¡Comenzamos!
1. Predica con el ejemplo
Con los niños, no se trata de lo que dices sino de lo que haces. No basta con explicarles o decirles qué tienen que hacer o cómo deben comportarse… será de mucha más ayuda que tú mismo te apliques esas ‘buenas maneras’ y quizás ni siquiera debas mencionarle lo que debe hacer. Te verá y te imitará.
Muchos padres quieren que sus hijos a veces sean ‘mejores que ellos mismos’. Y no es malo, pero sí poco eficiente. Sé quien quieras que tu hijo sea. Para ellos eres todo su mundo y para ellos eres perfecto. Todo lo que hagas, digas y la manera en que lo hagas o lo digas, será la correcta para ellos.
2. Come y cena en familia
Muchos padres o madres están muy ocupados con sus trabajos para poder comer o cenar siempre juntos. Entendemos que a veces pueda ser difícil conseguirlo, pero una familia que come y cena unida crea unos lazos muy fuertes a largo plazo.
Procura comer o al menos cenar con tus hijos todos los días, pregúntales sobre su día, deja que te cuenten, que te pregunten, que se pongan pesados… Ten paciencia y dedícales tiempo a cada uno para crear lazos comunicativos.
Si esto no ocurre así, muchos niños dejan de comunicarse con sus padres, no les cuentan sus problemas y ese vínculo se pierde.
3. Lee CON tus hijos…
…y no A tus hijos. Es una práctica muy común con los niños pequeños y tiene un porqué. Cuando por la noche leemos un cuento a un niño, le estamos mostrando cosas nuevas, enseñándole y al mismo tiempo divirtiéndole.
Esta es una gran oportunidad para que aprendan a leer en casa y por ello la lectura se debe realizar de forma activa. Señala con el dedo las palabras nuevas para tus hijos, muéstrales el dibujo que se corresponde con esa palabra y anímale a repetir palabras, letras, colores…
4. No traigas el trabajo a casa
Muchas veces el trabajo puede estresar, agobiar y dejarnos hechos polvo al final del día. Si llegamos a casa enfadados, con mala cara, soltamos algún comentario que está fuera de lugar o estamos apáticos con los niños… nos podemos llegar a arrepentir a largo plazo.
Si preguntamos a un niño qué cambiaría de su padre o su madre, posiblemente diga que quiere que sea más feliz, que juegue más con ellos, que le haga más caso y que no llegue a casa con cara triste.
Los niños son muy listos y notan enseguida ese ambiente de estrés en el hogar. Ya ni hablemos del sufrimiento que puede generar en un niño ver a sus padres discutir o llorar.
Luego, habría que intentar ser trabajador en el trabajo y padre o madre en casa. No es tan sencillo, pero vale la pena.
5. Confía en tus hijos
Los niños pequeños tienen una ventaja sobre el resto de personas: (aún) no tienen miedos, prejuicios, falta de autoestima o timidez.
Si quieres que tu hijo haga algo bien, dile que puede hacerlo y trata de no sobre-protegerle con otras cosas.
Es bueno poner límites para que los niños no se hagan daño por ejemplo, pero si constantemente dices a tu hijo que es muy pequeño para hacer esto, cuidado que seguro que te caes, cuidado que seguro que te golpeas, etc… al final creamos un niño miedoso, tímido y sin seguridad.
Deja (dentro de un límite que puedas controlar) que tu hijo explore y dótale de la libertad de pensar que puede hacerlo todo. Si quieres por ejemplo que tu hijo estudie más, dile que sabes que puede hacerlo y que confías en él. No hace falta chantajearle con un juguete, sólo debes darle tu confianza.
6. Premia el esfuerzo de tus hijos, no sus capacidades
Si premias a tu hijo porque ha aprendido algo en 20 minutos y sus compañeros en 1h… y le dices lo inteligente que es, le estás transmitiendo que la inteligencia es lo que más importa. No obstante, ten presente que lo positivo de todo esto es que ha aprendido o se ha esforzado por aprender, no el hecho de aprender más rápido.
En ocasiones, reforzar la inteligencia hace que los niños se relajen y entiendan que como son más inteligentes deben esforzarse menos para llegar al mismo nivel de su clase por ejemplo. A largo plazo, el niño habrá perdido la costumbre de esforzarse y dar lo mejor de si mismo.
Te claro que reforzarás mejor su actitud si le premias por ser trabajador y por esforzarse. Entenderá que la inteligencia no lo es todo y que lo que realmente se valora es el esfuerzo. Si tu hijo obtiene una nota baja, pero ha trabajado mucho para obtenerla, no le riñas. Refuerza su actitud trabajadora y dile que confías en que la próxima vez su esfuerzo se verá reflejado en la nota final.
7. Asegúrate de que tus hijos duermen bien
El sueño es muy importante para todo el mundo, pero en el caso de los niños es todavía más importante que en adultos. Por la noche es cuando su cerebro y su cuerpo se desarrolla y una hora de sueño menos puede tener consecuencias muy negativas para los pequeños. Puede desembocar en falta de atención en el colegio, en menor actividad física, en problemas de desarrollo físico o incluso cognitivo.
Por ello, no se aconseja que los niños se queden hasta tarde viendo la televisión. También es una buena idea que los niños hagan ejercicio físico para llegar más cansados a la hora de dormir.
¿Tienes algún consejo más para que los niños crezcan felices? No dudes en compartir.
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