Ser una persona que miente todo el tiempo no es bueno, pero una mentira de vez en cuando puede ser útil y hasta necesario. Lo importante es hacerlo bien para que no te descubran. No es difícil descubrir que alguien miente a menos que lo haga bien.
Hoy te vamos a contar acerca de las claves para mentir efectivamente según diversos estudios psicológicos. Eso sí, recuerda la clásica frase que, siguiendo a Roosevelt, Stan Lee puso en palabras del Tío Ben en el Hombre Araña : «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad», y emplea toda esta información para el bien…
Las características de un buen mentiroso
Un buen mentiroso es siempre un buen actor. El psicólogo holandés Aldert Vrij de la Universidad de Portsmouth, junto a un equipo de expertos, realizó un estudio en donde observó a una serie de personas y la forma en que mentían o decían la verdad. Tras estudiar a la gente, este científico cree haber dado con las habilidades o características de la personalidad necesarias para ser un mentiroso efectivo. ¿Quieres saber cuáles son?
«Manipulador, buen actor, expresivo, físicamente atractivo, finge espontaneidad, confiado en si mismo, capaz de esconder emociones, elocuente, bien preparado, listo para justificar respuestas, capaz de decir mucho entregando poca información, piensa rápido, es creativo, inteligente, posee buena memoria, se muestra honesto y es capaz de detectar si las otras personas creen o no lo que dice, por más que estén en silencio».
Nadie tiene esas 18 cualidades, pero un buen mentiroso posee varias de ellas, ya que son necesarios para que la mentira sea exitosa. Se habrán dado cuenta que, entre los rasgos, está el ser físicamente atractivo y ello se debe a que la gente tiende a juzgar positivamente a quienes poseen buena presencia.
Cómo mentir efectivamente
Ya conocemos las cualidades necesarias para ser un buen mentiroso, pero para que una mentira sea creíble hay que armarla bien. Una mentira que será creíble debe contener los siguientes elementos.
- Debe ser una verdad a medias: Una buena mentira se esconde tras la verdad. La historia a contar tiene que tener varios hechos reales que la sostengan y concentrarse en que estos oculten bien los que no son ciertos.
- No ser un mentiroso compulsivo: Si hay varias mentiras dando vueltas en torno a la misma persona, es muy fácil que se enreden entre si y el resto descubra que son falsas. No mientas seguido y mantén un registro de tus mentiras para que no se contradigan.
- Evitar las excusas: Se necesita tener una historia lista y estar apegado a ella. No hay que juntar varias excusas, sino entregar poca información sin que se note.
- Lenguaje corporal: Una mentira puede parecer creíble, pero el lenguaje corporal de quien lo dice lo puede delatar. Hay que evitar mantenerse alejado del resto cuando se miente y cuidar los gestos. A veces, el lenguaje no verbal es más poderoso que las palabras.
- Mantener una reputación de persona honesta: Para que la gente crea mentiras grandes, es importante tener fama de «persona honesta». Una buena forma de conseguirlo es confesar cosas pequeñas. Por ejemplo, en el caso de los adolescentes, decirle a los padres cuando se obtiene una calificación por debajo de lo esperado o, para los adultos, cuando se obra mal sin que sea dañino, haciendo que pase por una equivocación con la que se es honesto. Ganar esta clase fama ayuda a mentir sin que el resto sospeche.
Mentir de vez en cuando y con una razón justificada es algo común, lo importante es hacerlo bien y no aprovecharse de las mentiras. Es muy fácil empezar a mentir por costumbre y ganarse mala fama entre familia, amigos y compañeros de trabajo.
Puede ser un arma de doble filo, recuperar la confianza de la gente es muy complicado.