Una trabajadora de prisiones del condado deWashington fue condenada a cuatro años y dos meses de cárcel por mantener relaciones sexuales con un miembro de una pandilla que se encuentra preso en la unidad de máxima seguridad.
La empleada de prisiones Jill Curry mantuvo relaciones hasta en trece ocasiones con el mismo preso de 25 años y encarcelado por haber perpetrado un atraco violento, informó el diario local «The Oregonian«.
Aprovechando las pausas que el celador se tomaba para almorzar, Curry, de 38 años, liberaba al preso de su celda y ambos se encontraban en un cuarto de mantenimiento, donde practicaban sexo, tras lo cual el preso regresaba a su reclusión.
La defensa de Curry, que admitió los hechos, alegó que el preso «sedujo y actuó como un agresor» en la relación que mantuvo con la trabajadora de prisiones, un presunto atenuante que no convenció al juez y que no evitó que éste la condenase a la mayor pena prevista, cuatro años y dos meses.
De acuerdo con la sentencia, Curry puso en peligro la seguridad de la prisión, ya que, una vez fuera de su celda, el preso podría haberla reducido y haber liberado con facilidad al resto de prisioneros de la unidad de máxima seguridad de la cárcel.
Además de practicar sexo, Curry también utilizó el nombre de otra persona para enviar cartas al preso con quien mantenía la relación y para hacerle llegar libros en los que escondía dinero.
Además de Curry, otra trabajadora de la prisión del condado de Washington, Brett Robinson, de 32 años, también está acusada de haber mantenido relaciones sexuales con el mismo recluso, y será enjuiciada en abril. Ambas mujeres renunciaron a sus trabajos el año pasado después de ser detenidas.