Katie Rough, una niña de 7 años fue hallada en un campo de fútbol, con heridas en su cuello y su pecho. Si bien aún se encontraba con vida, murió pocas horas después en un hospital, tras los intentos fallidos de los médicos por intentar salvarla.

Una adolescente de sólo 16 años terminó por confesar que había sido la asesina de Katie. Pronto el caso tomó relevancia mundial y mantiene en vilo no sólo al continente europeo, sino a todo el mundo.
Antes del nefasto hallazgo, la desaparición de la niña había sido denunciada por sus padres. Finalmente, el caso terminó del modo más temido: Katie fue encontrada con grandes cortes en su nuca y en su pecho, en un parque de juegos.

Ante la Corte de Leeds, una joven de 16 años -de quien la justicia resguarda su nombre- se declaró culpable del crimen, aunque expresó que fue un homicidio involuntario. Confesó el hecho a través de una comunicación por video y la conmoción que sufría hizo que debiera escribir su declaración, para ser leía por su abogado.

“Puedo confirmar que ha indicado que no es culpable de homicidio, pero sí de asesinato involuntario”, indicó el abogado Nicolas Johnson al jurado. “Vamos a aceptar el alegato de homicidio involuntario por medio de la responsabilidad disminuida”, expresó el fiscal pertinente, Graham Reads.

El fiscal además explicó que la familia de la víctima conocía los términos anteriormente y habían aceptado esos cargos.. “No fue algo sorpresivo para ellos”, ratificó Reads. Paul y Alison Rough, los padres de la niña, oyeron la audiencia sentados y en templanza.