La vida de Mahatma Gandhi está llena de historias y de anécdotas sobre confrontaciones que terminan aportando grandes dosis de sabiduría. No olvidemos que Gandhi fue un gran líder político que pasó a la historia por plantear una vía pacífica para resolver los conflictos de la guerra.
Gandhi fue famoso por su inteligencia y habilidad para exponer sus argumentos, sin sobreponerse al otro, sino que aportándole incluso y abriendo su mente a perspectivas que no había considerado. Una discusión, en el fondo, en que nadie pierde y todos ganan.
Acá te dejamos con algunos consejos para manejarte de la mejor manera en una discusión, según Gandhi.
No ser egoísta y argumentar de manera sólida
Para Gandhi toda perspectiva de un problema debe abarcar también la condición del oponente. Teniendo clara esta idea destruyó el monopolio de la industria textil inglesa y luego se presentó en cada una de las fábricas para disculparse por los despidos que había ocasionado.
También se caracterizó por estudiar a fondo cada tema. No se conformaba con tener una visión superficial del mundo. Leía, ahondaba, consultaba. Todo ello le permitía formarse una opinión informada y sólida acerca de cualquier asunto. Esa es sin duda una clave para enfrentar cualquier debate.
Entrenar la fortaleza física y la paciencia
Pensaba que la fortaleza del cuerpo contribuye de forma decisiva a la fortaleza de la mente. Gandhi se caracterizó por mantener una buena forma física, lo que le permitió sobrellevar duros momentos con una capacidad de recuperación asombrosa. El entrenamiento del cuerpo aporta templanza, fortalecimiento de la voluntad y autocontrol.
La paciencia, por su parte, es el entrenamiento de la mente. Gandhi decía que un muro debe construirse ladrillo por ladrillo. Y que cada pieza tiene su propio momento para instalarse allí. La paciencia es un rasgo propio de las mentes más fuertes. No ceder al primer impulso es clave para triunfar, especialmente en una confrontación.
Empatizar con el otro, involucrarnos con sus emociones
Gandhi pregonó ideas que tenían alcance universal. Sus principios no eran producto de una visión localista o caprichosa. Todo lo contrario. En sus ideas y su lucha también estaba presente toda la humanidad. Su doctrina se enfocaba primero a su propio pueblo, pero estaba inspirada en valores universales.
Este líder otorgaba un lugar importante a las emociones. Su discurso no era netamente ideológico. Intentaba comprender la posición de sus oponentes y tenía en cuenta lo que pudieran sentir. Por eso cientos de miles de personas en el mundo lo siguieron y lo admiraron, aunque no compartieran su causa. Ganar una confrontación no implica necesariamente anular al otro.
Hablar en lenguaje sencillo y ser transparente
La sencillez en su discurso es algo que caracteriza a los grandes líderes. No hablan para ser admirados, hablan para ser comprendidos. Y la mejor manera de fomentar la comprensión es utilizar un lenguaje simple, que cualquiera pueda entender.
Esto sería populismo si detrás de ello hubiese intereses escondidos. Pero si las palabras simples no esconden verdades ocultas, llegan al corazón de las personas. Un discurso auténtico y genuino tiene un gran poder de convicción. Y también conlleva respeto. Una discusión verbal se gana así: con argumentos profundos, dichos de manera sencilla y sin mentiras.
Crecer en autosuficiencia y perseverar
Gandhi se empeñó en obtener su propia sal. En hacer sus propias prendas de vestido y otros objetos de uso cotidiano. Convirtió la autosuficiencia en una forma de construir la libertad. Sabía que los lazos de dependencia no nacen en los grandes hechos, sino en los pequeños detalles. Y atacó el mal de raíz.
A este gran líder le llevó 55 años completar la independencia de la India, que era su gran sueño. Lo hizo a su modo: sin acudir a la violencia. Atravesó por miles de dificultades antes de lograrlo. Dificultades de todo orden, incluso conflictos consigo mismo. En el fondo sabía que la perseverancia es una llave que termina abriendo cualquier puerta y que la capacidad de persistir permite avanzar hacia el triunfo.
Todas las enseñanzas de Gandhi nos dejan un precioso catálogo de valores humanos. Su triunfo fue un triunfo del espíritu y por eso marcó un antes y un después. El más grande de todos sus preceptos fue el de confrontar, sin el objetivo de destruir al otro. De este modo nunca hay derrota, ya que es una vía segura para que todos terminen ganando, aunque no sea todo lo que les gustaría.
Fuente: La mente