Creencias absurdas que tenían las personas en la época victoriana y que te harán dudar de tu presente

Para nadie es un secreto que las sociedades han evolucionado con el paso del tiempo, si echamos un vistazo al pasado, podemos sorprendernos al ver cómo las personas se hacían preguntas profundas sobre cosas tan sencillas como la gravedad

Creencias absurdas que tenían las personas en la época victoriana y que te harán dudar de tu presente

Autor: Andrea Peña

Para nadie es un secreto que las sociedades han evolucionado con el paso del tiempo, si echamos un vistazo al pasado, podemos sorprendernos al ver cómo las personas se hacían preguntas profundas sobre cosas tan sencillas como la gravedad. Sin embargo, fue la curiosidad de nuestros antepasados la que nos permitió conocer mucho más de lo que vemos en este mundo.

No obstante, antes de que el hombre obtuviera todas esas respuestas, desarrollaron ideas e inventos absurdos que fracasaban rotundamente por haber omitidos detalles tan simples como las matemáticas, la gravedad o, incluso, el sentido común.

Para darte una idea de lo que hablamos, hemos decidido traerte 8 de las ideas más alocadas y absurdas que tuvieron las personas durante el época victoriana. Ninguna de estas creencias tuvieron éxito y más de una le brindó finales desafortunados a sus creyentes.

1. Entrevistas telepáticas.

Durante la época victoriana, W.T Stead se encontraba al frente de la revista The Pall Gazette, la cual se encargaba de recolectar información mientras que buscaba la participación ciudadana. No obstante, la incapacidad de Stead de diferenciar la realidad de la imaginación lo llevó a tratar de contactar a personas a través del poder de su mente.

Con el fin de no perder sus poderes, constantemente le dictaba notas a sus secretarias a través de la telepatía.

Lo más extraño de todo, es que la secretaria aseguró haber obtenido el testimonio de Stead, quien murió en el accidente del Titanic, sobre lo ocurrido en el siniestro. Por supuesto, nadie tomó en serio esos alegatos, no obstante, la información que redactó tenía mucho sentido y revelaba detalles que nunca antes se habían mencionado.

2. Lectura canina.

John Lubbock fue un científico e historiador de renombre durante la edad victoriana. Fue muy conocido por su trabajo en el estudio y clasificación de la prehistoria. A pesar de contar con una reputación intachable, Lubbock una vez abordó una investigación sobre la inteligencia canina y creyó haber establecido bases científicas que explicaban que los perros podían leer.

Durante años, intentó enseñarle a leer a su perro.

Sin embargo, no encontró más que frustración ante la incapacidad de su can para comprender lo que escribía.

3. Llevar un globo aerostático al espacio.

En 1862, Glaisher y Henry Coxwell eran conocidos por haber sido los pioneros de la exploración atmosférica a través de globos aerostáticos. Según registros, Glaisher llegó hasta los 10.900 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, él siempre quiso llegar más allá de la atmósfera, por lo que hizo varios intentos de viajes al espacio.

Por supuesto, ninguno de sus intentos tuvo éxito.

En una ocasión, Glaisher casi perdió la vida debido a las bajas temperaturas. Por fortuna, Coxwell logró retirar el cordón que liberaba la válvula de aire para poder tener un aterrizaje lento.

4. Comunicación con Marte.

En 1888, Giovanni Schiaparelli relevó el descubrimiento de un canal (línea gruesa en la superficie debido a la erosión) de Marte. No obstante, la mala redacción y traducción del anuncio hizo que Inglaterra conmocionara por la falsa creencia de que se trataba de construcciones hechas por seres extraterrestres.

Debido a eso, los ingleses intentaron hacer contacto con los supuestos marcianos.

Para tal fin, desarrollaron inventos absurdos como espejos gigantes los cuales serían usados para enviar señales de luz a Marte. Por fortuna, en 1892, los científicos desecharon la idea al asegurar que Marte estaba demasiado alejado de la Tierra como para ver las señales.

5. Sombreros con aire acondicionado.

En la época victoriana, llevar un sombrero de copa era una clara señal de elegancia y buenas costumbres. Sin embargo, podían resultar ser una tortura en los días calurosos, por lo que un inventor diseñó un sobrero que incluía una pequeña rejilla metálica para que el aire fresco llegara a la cabeza.

Por supuesto, su diseño no fue muy popular, ya que la rejilla arruinaba el sombrero por completo.

6. Adiestramiento de abejas como mascotas.

John Lubbock, además de su alocada idea de querer enseñar a leer a su perro, también quería entrenar a abejas como mascota. Las trataba de hacer dóciles y afirmaba que las abejas se dejaban acariciar y pasear.

7. Optografía.

Durante la época victoriana, Inglaterra se vio envuelta de crímenes irresolubles, por lo que optaron al estudio de la anatomía humana para poder resolver algunos casos. Según algunos expertos de la época, a través de la disección del ojo humano era posible obtener la última imagen que presenció la persona antes de morir, de la misma manera que una fotografía. Dicha práctica fue llamada “Optografía” y fue un fracaso rotundo. Lo más grave de todo, es que llegaron a ponerla en práctica en cadáveres de víctimas.

8. Sanguijuelas falsas.

En la antigua Inglaterra, se llegó a desarrollar una especie de jeringa que actuaba como sanguijuela, en el sentido de que succionaba la sangre para curar los males que se encontraban ella. A través de este invento aseguraron haber curado a cientos de enfermos, pero en realidad lo único que hicieron fue extraerles sangre.

Y tú, ¿conocías estas alocadas ideas victorianas?


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