Mario Ambrose Antoine, de 33 años, probablemente estaba viendo porno cuando se le ocurrió su “genial” (subtítulo: asquerosa) idea. Imaginen eso, a este error de la cadena evolutiva y desperdicio de oxígeno, el tipo de hombre que se queja de que las mujeres no le hacen caso a los tipos buenos como él porque son todas unas putas, viendo porno y pensando, “hey, yo podría hacer esto”.
Imprimió contratos y documentación empresarial. Preparó cheques. Abrió una cuenta de Facebook falsa con el nombre de “Nikki” y comenzó su búsqueda.
Comenzó con fotografías. Ofrecía la no menor suma de mil dólares por foto, cheques en mano. Algunas mujeres picaron el anzuelo y visitaron su “oficina”, donde todo se veía muy profesional.
Su título de fotografía colgaba detrás de un escritorio.
Antoine tomaba fotos de alto contenido sexual y les entregaba el cheque. No era hasta días después que las mujeres se daban cuenta de que la cuenta no tenía fondos o que el cheque era falso. Cuando trataban de contactarlo, Antoine las chantajeaba por aún más dinero.
Si no pagaban, enviaba las fotos a su familia, amigos y trabajo— datos que obtenía gracias a Facebook.
Ninguna de las chicas lo delató, avergonzadas de lo que consideraban su propio error -por la estúpida tendencia que tenemos de culpar a las víctimas de crímenes en lugar de, ya saben, A LOS CRIMINALES-, así que Antoine decidió dar el paso siguiente y chantajearlas con sexo. Podían pagarle o volver al apartamento y tener relaciones sexuales con él.
Por supuesto que filmó a varias de las mujeres y convirtió sus vidas en un infierno. ¿Por qué limitarse a ser repugnante cuando puedes ser satanás?
Uso las grabaciones para convencer a más mujeres de que era representante de empresas de porno como “Playboy Worldwide”, “Playboy Asia” y “Dash Agency”. Más chicas cayeron en su trampa, hasta que se empezó a correr la voz en Internet sobre su engaño y una de ellas, por fin, decidió recurrir a la policía.
Antes de ser atrapado, habría violado una docena de mujeres, incluyendo menores de edad.
El joven tenía antecedentes por fraude después de engañar a una pareja con sus fotografías de boda. No llevaba más de un mes fuera de la cárcel cuando creó el perfil de Facebook que sería sólo el comienzo de sus estafas sexuales.
Lamentablemente fue condenado solo a 10 años en prisión por fraude, violación y sodomía. Además deberá pagar una indemnización a cada una de sus víctimas.
¿Crees que es un castigo justo?
VÍA UPSOCL