Cuando la vida de quien más amas está en peligro, lo imposible se vuelve posible…Con tan solo 8 bolígrafos en su mano, este padre le demostró al mundo entero que el amor por un hijo es capaz de superar lo que sea.
Abdul, mejor conocido como el “vendedor anónimo” y tras huir de su País a raíz de la guerra que impacta a su País, este padre soltero de nombre Abdul, quien escapo de su hogar en Yarmouk, tras los terribles conflictos que azotan a Siria (en donde hasta el momento van cerca de 220 mil muertos), dejo su puesto como gerente en una fábrica de chocolates movido por la única idea de proteger a su pequeña hija.
Sin hogar ni pertenencias, Abdul deambulaba por las calles de Beirut; Permanecía despierto durante toda la noche mientras cobijaba a su hija del frió entre sus brazos y cuidaba de ella…Cuando la pequeña abría sus ojitos, el continuaba vendiendo lo único que tenía para dar de comer a su hija, 8 bolígrafos de tinta azul.
La expresión en la cara de aquel hombre llamó la atención de Gissur Simonarson, un activista de Oslo, Noruega, quien sin imaginar el impacto que la imagen tendría, fotografió al hombre y lo publico en las redes sociales.
Y fue así como aquella foto que inició solo como una imagen para hacer reflexionar al mundo, tocó el corazón de millones de personas quienes se conmovieron por la que hoy es considerada como una de las fotografías más fuertes de la historia.
En tan solo unas cuantas horas, comenzaron a llover miles de solicitudes de personas con deseos de ayudar a aquel hombre que a juzgar por las imágenes, no se permitiría perder lo que más ama, su hija.
Desconcertados por conocer el paradero e identidad del “vendedor anónimo”, se inició la búsqueda en donde millones de personas unidas en redes sociales se dieron la tarea de encontrar al vendedor de bolígrafos.
“Ha llevado muchísimo trabajo pero valió la pena, ¡ahora ayudémoslo!” Escribió el activista en su cuenta de Twitter, en donde a su vez lanzo el reto de reunir 5 mil dólares para ayudar al hombre y su pequeña hija de tan solo 4 años.
Para sorpresa de muchos, la meta fue alcanzada en tan solo 30 minutos y no solo eso, gracias al buen corazón de miles de personas, se recaudó la cantidad de 80 mil dólares, mismos que transformaron la vida de Abdul, quien tras enterarse de la noticia exploto en llanto con su hija en brazos.
Abdul, ahora vive con su pequeña hija bajo un techo digno y cuando antes no tenía ni que comer, ahora ya puede mandarla a la escuela, así mismo, ha expresado que le encantaría ayudar a otros refugiados con el dinero que le fue donado.
“Gracias a todos por su generosidad, pero sobre todo gracias por regresarle la sonrisa a mi hija…” expreso Abdul, un padre que haría lo que fuera por su hija…