Un viejo ritual que ha sido practicado desde China hasta Portugal a lo largo de la historia, para evitar que los muertos regresaran o simplemente, los vampiros pudieran asechar en las sombras, fue ubicado en el cadáver de un niño que data del siglo V.
El cuerpo del infante fue hallado en Lugnano, Italia, en la denominada Necropoli dei Bambini y los arqueólogos y científicos han determinado que la causa de su muerte pudo haber sido ocasionada por la malaria, sin embargo la osamenta presenta las huellas del ritual antivampiro.
Se trata de la colocación de una piedra de gran tamaño en la boca del muerto, para evitar que “volviera a la vida”. Este tipo de ritual es común en las supersticiones vampíricas, que incluyen otros rituales como las estacas de madera, cortar la cabeza o la fijación del cuerpo al suelo mediante clavos.
Según los investigadores de la tumba, aseguran que la colocación de la piedra de gran tamaño fue colocada luego de la muerte y de manera intencionada ya que no es posible que una roca de ese tamaño ingrese en la boca del cuerpo de un niño por movimientos de la tierra.
Debido a este descubrimiento, que ya está siendo llamado como “El vampiro de Lugnano”, los arqueólogos se ven obligados a revisar todos los hallazgos anteriores en la zona ya que no es la primera vez que se consiguen artefactos rituales poco habituales.
Hace unos años también se consiguió ubicar la osamenta de una niña con el cuerpo lastrado de rocas, en especial, las manos y los pies.
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