Según datos oficiales de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), entre 2017 y 2021, el 40% de los incendios forestales fueron intencionales en Chile, es decir, 12.621 siniestros en el quinquenio. A raíz de estas lamentables cifras y a propósito del fuego que arrasa asentamientos humanos en la zona central, hay medios de comunicación que no establecen la diferencia entre pirómanos e incendiarios. Por no hablar de las redes sociales, donde poco se contrasta la exactitud de la información y los términos. Se dice mucho y a la ligera pero hay una brecha importante… ¿Sabes cuál es la distinción entre pirómano e incendiario? ¿Y cuál es el perfil del pirómano?
Los incendiarios son personas que provocan incendios, generalmente con premeditación y afán de lucro, aunque también por descuido, o negligencia. En este caso, a todos nos viene a la cabeza el ejemplo de personas que persiguen un interés económico tras la quema de terrenos.
Los pirómanos son personas que actúan, al igual que los incendiarios, de forma intencionada. Sin embargo, la diferencia principal con el incendiario radica en que un pirómano es una persona con un trastorno del control de los impulsos, mientras que un incendiario no los es.
Para que lo entendamos mejor, un trastorno del control de impulsos lo es también la bulimia, por ejemplo. Una persona que sufre bulimia no puede parar de comer porque no controla su conducta. En el caso del pirómano, éste tiene impulsos y deseos de quemar ‘algo’, y no los puede controlar.
En este sentido, la RAE señala para la entrada «piromanía» una sola acepción: «Tendencia patológica a la provocación de incendios», mientras que para «incendiario«, la academia de la lengua española indica en su primera definición: «Que incendia con premeditación, por afán de lucro o por maldad».
Obviamente tanto el pirómano como el incendiario suponen un peligro para la sociedad. Sólo que el pirómano tiene un trastorno y aunque sabe lo que está haciendo, lo desea hacer con todas sus fuerzas. A diferencia del incendiario, él nunca se mueve por fines políticos, religiosos o para hacer daño a alguien. Sin embargo un incendiario puede que disfrute o no viendo el fuego, pero de lo que disfruta o se lucra es de las consecuencias de éste, del daño que causa a terceras personas.
El perfil del pirómano
Para que podamos hablar de piromanía, el sujeto ha de cumplir una serie de requisitos según el manual de referencia en Psicología DSM-V. Estos criterios son los siguientes:
Que la persona haya provocado incendios en más de una ocasión.
Que la persona que provoca el fuego tenga fascinación por el fuego. La persona pirómana está encantada con el fuego, lo disfruta, le apasiona e incluso en algunos casos la literatura habla de llegar a sentir ‘un orgasmo’ al verlo.
La persona siente tensión antes de provocar el incendio. Siente emociones de activación emocional que necesita ‘romper’ sólo si incendia ‘algo’.
Después del incendio la persona tiene alivio y bienestar por provocar el fuego, nunca por satisfacción de haber hecho daño a alguien, en todo caso satisfacción de haber conseguido ‘algo grande’ para él.
La persona no provoca el incendio por motivos económicos, ni políticos, ni convicciones religiosas. Nada que ver con esto. En todo caso la persona lo provoca porque se siente bien al realizarlo.
El perfil del pirómano medio es un hombre de mediana edad, con un cociente intelectual relativamente bajo sin llegar a tener retraso mental, que además suele consumir alcohol en el momento que lo realiza. No es necesario que esté borracho, solamente el tener unas copas de más le facilita atreverse a hacer ‘eso que tanto placer le produce: provocar fuego’. Además es habitual que desde pequeño le haya gustado, incluso fascinado el fuego.
¿Hay tratamiento para el pirómano?
Como hemos dicho, tanto un perfil como el otro, incendiario y pirómano, son altamente peligrosos para lo sociedad. La diferencia radica en que en uno de los casos parte de la base de un problema psicológico que sí tiene tratamiento cura, mientras que en el otro caso no existe problema psicológico de base.
Efectivamente en el caso de los pirómanos o piromaníacos existe tratamiento para poder rehabilitarse, en muchos casos, con ayuda de la psicoterapia y de la medicación.
Eso sí, la mayoría de casos que vemos en las noticias se corresponden con incendiarios, ya que la piromanía, además de ser poco habitual en la población, tiende a estar supervisada y más controlada.
VIDEO: Experta explica las diferencias entre pirómano e incendiario
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