En Tiébélé, Burkina Faso, las casas están hechas con tierra y decoradas con patrones geométricos que hacen de ellas obras de arte. Allí habitó la realeza de los Kassena, uno de los grupos étnicos más antiguos del oeste de África. La tradición se mantuvo luego de la muerte del último líder comunal.
Los Kassena habitan la región desde el siglo XV, lo cual los convierte en uno de los grupos étnicos más antiguos de África occidental. A diferencia de lo que habitualmente consideraríamos un palacio, su corte real está formada por un complejo de casas de tierra, madera y paja que apenas abarcan 1,2 hectáreas. Las mismas se ubican al pie de una colina rodeada por la sabana.
Las paredes tienen el grosor de un pie y se las diseña sin ventanas, salvo por una o dos pequeñas aberturas que permiten que entre luz. La decoración sirve para diferenciar las residencias reales de las viviendas del resto de la gente. La más decorada es la del líder de la comunidad.
La realización de los dibujos es un trabajo comunitario que realizan las mujeres del pueblo desde el siglo XVI. Los diseños son tomados de la vida cotidiana, de la religión y las creencias. Por último, toda la superficie se cubre con un barniz natural. Los diseños también sirven para proteger las viviendas en la temporada de lluvias.
El Ministerio de Turismo y Cultura de Burkina Faso incentivó esto organizando un día en el que las mujeres le enseñan el oficio a las generaciones más jóvenes al restaurar las superficies decoradas de las construcciones.
A pesar de su peculiar arquitectura, el pueblo no se encuentra entre los destinos turísticos de África. Sus habitantes lo prefieren así para asegurar la integridad de sus construcciones. Sin embargo, existen planes de convertirlo en un destino de turismo cultural. Esta actividad permitiría generar ingresos para su conservación.