Hay enfermedades o padecimientos que no vemos. Que de alguna forma se hacen invisibles para nosotros. No hay que ser extremistas ni estar sumamente alterados por cada posible síntoma de malestar, pero sí reconocer qué cuidados tenemos con zonas que a veces no pensamos, pueden padecer enfermedades comunes. Como el herpes.
Cuando existe ese terrible hormigueo y dolor extraño en el labio superior, además de que se comienza a inflamar el labio, el herpes labial puede estar ahí, o «fuegos» como algunos lo conocen.
En la adultez, el 90% de la población es portadora de este virus, que a veces puede estar inactivo y no lo vemos, a pesar de que se tiene y se puede traspasar.
Usualmente uno de los problemas es la falta de información acerca de este asunto. Por ejemplo, ¿sabes cómo se contagia?:
1. A través de contacto físico (besos) con personas infectadas.
2. Compartir artículos demasiado personales como toallas u otros.
3. Tener algún tipo de contacto directo con la lesión.
Y una vez que lo tienes, se queda contigo de por vida. Una buena manera de prevenir esto es acudir a algún dermatólogo y analizarte, porque realmente es muy difícil que los portadores pasivos sepan de su condición – y que pueden infectar a muchos más.