Según un artículo publicado por Gizmodo, la historia comienza en mayo de 1993, cuando la Policía de la localidad de Idar-Oberstein, Alemania, descubrió a una anciana estrangulada en su departamento. La única evidencia del crimen fue una muestra encontrada en una taza de té y que pertenecía a una mujer. Más de 15 años tendrían que pasar para que los investigadores descubrieran a quién pertenecía esta muestra.

Tras la pista de una asesina en serie

Pasaron varios años y la Policía no lograba descubrir a la extraña mujer involucrada en el terrible crimen, hasta que su ADN volvió a aparecer en otra escena. En 2001, un hombre de 61 años de edad fue asesinado en su domicilio de la ciudad alemana de Friburgo, luego de recibir violentos golpes en todo el cuerpo. Esta vez, la muestra de ADN fue encontrada en un cajón de la cocina. Los dos casos se relacionaban, la Policía ahora contaba con una línea de investigación de una asesina en serie.

En octubre del mismo año, la policía atendió una denuncia de robo en una zona boscosa de Gerolstein (Alemania). Cerca del lugar de los hechos los agentes encontraron una jeringuilla con heroína. Después de analizar la muestra, se encontró el mismo ADN de la misteriosa mujer. El caso estaba casi resuelto: una asesina en serie con problemas de drogas.

Confusion total

Sin embargo, en los siguientes años ocurrieron varios hechos que dejaron estupefactos a los investigadores. En octubre de 2001, el ADN de la misma mujer apareció en los restos de una galleta en un coche robado en Budenheim (Alemania). Luego, en 2004, los forenses encontraron el ADN de la mujer en una pistola de juguete tras un robo de joyas en Arboi (Francia). El ADN continuaba apareciendo en 40 escenas de crímenes en varios países de Europa.

Entre ellos, se registraron más de veinte robos de coches, motocicletas, casas y tiendas en Alemania y Austria, entre 2003 y 2007. El 25 de abril de 2007, una oficial de policía, Michele Kiesewetter fue asesinada bajo circunstancias extrañas en la ciudad alemana de Heilbronn. En el lugar de los hechos, una vez más, se encontró el ADN de la misma mujer desconocida. Después de este incidente, los medios de comunicación llamaron a la asesina como ‘El fantasma de Heilbronn’.

El último caso registrado se dio a finales de 2008, cuando se encontró una muestra de ADN de la misteriosa mujer en el carro de una enfermera alemana que falleció pocos días después. La Policía estaba totalmente confundida: casos que no tenían nada en común ocurrían en diferentes lugares e involucraban a una sola persona, quien además era mujer, un hecho que estadísticamente es mucho menos probable para un asesino en serie en Europa.

El misterio se esclarece

En enero de 2009, las autoridades alemanas ofrecieron una recompensa de 300.000 euros por información que dé con la captura de la misteriosa mujer, responsable del asesinato de personas y declarada la mujer más peligrosa de Alemania.

Pero en marzo de 2009, este caso tuvo un inesperado cambio de rumbo. El ADN de la mujer fue encontrado en el cuerpo calcinado de un migrante que intentaba ingresar a Francia. La Policía estaba totalmente desconcertada: ¿era un hombre?, ¿las muestras de ADN tomadas por los forenses eran válidas?

En diciembre del mismo año, la Policía reveló la verdad. El ADN se encontraba impregnado en los propios bastones esterilizados con las que se recogían las muestras y pertenecía a la misma persona, una trabajadora de la empresa Greiner Bio One, que suministraba el material.

A partir de entonces, la Policía alemana ha modificado sus procedimientos forenses, que en aquel tiempo otorgaban demasiado peso a la única evidencia que era el ADN. A causa de esto, se cambió el paradigma en el trabajo de los investigadores forenses bajo un nuevo modelo que funciona hasta nuestros tiempos. Sin embargo, si bien el misterio había sido aclarado, aún quedan muchos crímenes que seguramente quedarán sin resolver, en parte, gracias a un descuido en la fabricación de una importante herramienta de investigación.

Vía RT