La historia de Beth comienza cuando a la edad de un año perdió a su madre, y tanto ella como su hermano quedaron a cargo de su padre, un biólogo marino y enfermo mental que abusaba sexualmente de sus hijos, hasta que un médico se dio cuenta de la situación y denunció a las autoridades los atroces hechos, ocasionando que Beth y su hermanito vivieran en orfanatos y hogares adoptivos.
Al poco tiempo de que los pequeños fueron separados de su terrible padre, una familia, quienes practicaban el cristianismo fervientemente los adoptaron, pero varios meses después Beth empezó a presentar un comportamiento oscuro que preocupó demasiado a sus padres adoptivos.
Primero fueron fuertes pesadillas en las que la niña soñaba que un hombre grande le caía encima, después comenzó a ser muy violenta con su hermano al grado de abusar sexualmente de él, introduciéndole objetos por el ano; también llegó a matar varios animales, y presentaba conductas sexuales extremadamente inapropiadas, tales como masturbarse en público de manera violenta, provocándose intensos sangrados en su parte íntima en más de una ocasión.
Debido a su aterrador comportamiento, sus padres decidieron buscar ayuda profesional, llevándolos a encontrarse con el Dr. Kent quien tomó el caso.
El doctor realizó una entrevista a la pequeña, la cual grabó y descubrió que Beth sufría del “Trastorno del apego”, provocado por la muerte de su madre y el abuso de su padre.
En dicha entrevista, Thomas narró con lujo de detalles todos los abusos que recibió de su padre, también habló de sus deseos de venganza y sus fantasías de asesinar, pero lo más sorprendente es que nunca mostró un poco de culpa o remordimiento por esos pensamientos, ella simplemente no tenía concepción de lo que estaba mal.
Finalmente, luego de 10 años de tratamiento, terapias, medicamentos y por supuesto mucho cuidado y esfuerzo, Beth logró superar sus traumas y se integró a la sociedad.
Actualmente, Beth es enfermera y lleva una vida normal.