En Nigeria algo horrible ocurre con los niños que están desnutridos y presentan un aspecto más demacrado: los llaman «niños brujos» y muchos de ellos son abandonados a su suerte, condenados a morir.
Ese fue el caso de David Junior, un pequeño que fue rescatado de la calle por Anja Ringgren Lovén, fundadora de la Fundación para la Educación y el Desarrollo de la Ayuda Infantil Africana (ACAEDF), cuando apenas tenía 3 años de edad.
Un llamado telefónico alertó a la mujer sobre un niño abandonado, por lo que decidió actuar: «Cuando escuchamos que el niño tenía sólo dos a tres años, no vacilamos. Un niño así de pequeño no puede sobrevivir mucho tiempo solo en las calles», señaló ella.
Después de su recuperación, David vio a un fotógrafo hacer su trabajo y quedó tan fascinado que le pidió a Anja que le regale una cámara. Fue así como recibió una, la cual usaba con total naturalidad.