Keith Anderson saca partido de los dibujos que su hijo hace a diario de una forma diferente.
Más allá de exponer las obras de su heredero en la nevera o en un marco, Keith se las tatúa.
En su cuerpo podemos encontrar margaritas (un dibujo de su hijo con 4 años), caballitos de de mar, una casita chuchurría, una hoja de árbol seca o un robot estilo Bender que viste un gorro ruso.
Todos ellos, con un estilo colorido y un tanto old-school mucho más bonito y llamativo que algunos tatuajes de puta mierda y sin carisma que nos habéis enseñado últimamente.
Podéis ver la sesión de fotos completa en:
Chance Faulkner Photography / visto en La niña bipolar