El South Lakes Safari Zoo fue sancionado el año pasado, tras la muerte de su cuidadora Sarah McClay, a causa de las heridas provocadas por el ataque de un tigre.
La familia de Sarah pidió que no se sacrificara al animal, no obstante, los responsables del zoológico lo sacrificaron al poco tiempo, argumentando que estaba viejo.
La licencia de este zoo podría ser negada luego de que se presentaron unos documentos que especifican detalles de los incidentes ocurridos desde el 2013 al 2016, donde queda expreso que el veterinario de zoológico mató al animal sin ninguna razón, a petición del fundador del lugar, David Grill.
Estos documentos registran además las formas en que murieron otros cientos de animales de maneras que sólo se pueden calificar de terroríficas, y que hablan de las pésimas condiciones en que el zoológico tiene a los animales: el caso del jaguar que devoró su propias patas, los siete leones y cinco monos que fueron sacrificados por “problemas de espacio”, el rinoceronte que fue atacado hasta la muerte por su pareja y la jirafa a la que le dispararon por haberse desmayado.
Maddie Taylor, representante de la Sociedad Protectora de Animales en Cautiverio, declaró: “los hallazgos en South Lakes Safari Zoo son unos de los peores que me he topado en 60 años”.
“Nuestra visita al zoo, sumada a los informes de los inspectores que muestran una alta mortalidad de animales, animales enfermos y una falta total de conocimientos sobre como cubrir las necesidades más básicas de los animales a su cargo. Les pedimos a las autoridades que tomen acciones lo antes posible y cierren este horrible lugar lo antes posible».
Karen Brewer, directora ejecutiva del zoo, dijo que los animales eran tratados con respeto y se les ofrecían entornos enfocados en «satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas».
Sin embargo, los propios inspectores que revisaron el lugar pidieron a las autoridades que lo cierren con urgencia. Ojalá que así sea.
Fuente: Telegraph