¿Eres optimista o pesimista? Si bien puede parecer que la respuesta tiene relación con tu perspectiva y actitud hacia la vida, en realidad tiene mucho que ver con los procesos químicos en tu cerebro. Si te das cuenta de que eres negativo más a menudo de lo que te gustaría, tenemos buenas noticias: ¡puedes entrenar tu optimismo!
Al igual que cualquier otro hábito que tu cerebro aprende a través de la repetición, cuando practica con frecuencia pensamientos positivos, tu cerebro estará preparado para que sigan llegando, gracias a la formación de vías neuronales.
Los estudios demuestran que los optimistas son más felices, más creativos, más rápidos en la resolución de problemas y tienen un mayor nivel de alerta mental que los pesimistas. Los optimistas también tienen menos cortisol (hormona del estrés) y más serotonina (neurotransmisor que aumenta el estado de ánimo) que fluye a través de sus sistemas.
¿Suena bien? Aquí hay cinco formas en que puede comenzar a entrenar tu cerebro para que sea optimista:
1. Dar gracias
Los pensamientos de gratitud aumentan la serotonina y disminuyen el cortisol a la vez que mejoran la motivación y la felicidad general. Comience escribiendo al menos tres cosas que agradeces de cada día. Cuanto más a menudo te concentres en la gratitud, más optimista será tu cerebro.
2. Hacer cosas amables
Actos de amabilidad potencian el neurotransmisor dopamina. Incluso algo tan simple como darle una sonrisa o un cumplido a alguien puede dejarlos a ambos sintiendo un estallido de felicidad. Ponte a prueba para hacer al menos una cosa amable por otra persona cada día, como enviar un correo electrónico de agradecimiento, comprar una taza de café a un extraño o donar a la causa que elijas. Obtendrás más beneficios que solo un buen karma.
3. Reírse en voz alta
La risa en verdad es la mejor medicina. La risa del vientre induce la producción de serotonina, calmando la amígdala (el centro de estrés del cerebro). Pase tiempo con amigos divertidos, mira una de tus comedias favoritas o incluso prueba el yoga de la risa. Independientemente de cómo te diviertas, solo asegúrate de hacerlo a menudo.
4. Cuida tus palabras
Cuando comiences a quejarte, detente a tiempo. Esto es un desafío, especialmente si la queja es un hábito común que has cultivado. Pero recuerda el sabio consejo de tu madre: «Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada en absoluto». Así que elige tus palabras con cuidado. Te sorprenderás de lo rápido que recortar las quejas cambia tu perspectiva.
5. Ponte a sudar
El ejercicio eleva las endorfinas, la serotonina y otros químicos cerebrales placenteros al mismo tiempo que reduce el cortisol. Para obtener los mejores resultados, aumente su ritmo cardíaco durante al menos 20 minutos cada día. Si es difícil encontrar tiempo para ir al gimnasio, hay muchos videos de ejercicios que puedes seguir en línea. Incluso hay rutinas que puedes hacer estando parado al lado de tu escritorio. El objetivo principal es comenzar a sudar y hacerlo a diario.
Haz estos cambios y verás cómo tu vida poco a poco irá volviéndose más alegre y optimista.
Fuente: Livestrong