Cuando alguien piensa en la palabra ‘amor’, deja de lado situaciones como la infidelidad. El amor idílico siempre es entre dos y nada lo puede quebrantar, supuestamente.
No obstante, la realidad muchas veces nos muestra que esto es una versión ficticia del amor y que, de hecho, la infidelidad es más común de lo que querríamos pensar.
Estudios realizados en Estados Unidos han arrojado un increíble resultado: alrededor del 50% de las personas tienen el gen de la infidelidad, el cual es el responsable de sus impulsos y deseos sexuales.
Este curioso gen ha sido encontrado en personas que consumen mucho alcohol, que tienen adicción a las apuestas y que buscan emociones inmediatas. Para ellos, el centro del placer se activa sin pensar en las consecuencias que vendrán después, por lo que esto los llevaría a ser infieles, a pesar de que amen a sus parejas.
Según los expertos, este gen puede ser hereditario y está relacionado con el deseo irrefrenable de encontrar nuevas aventuras y horizontes, sin sentir temor por las consecuencias.
Los que poseen este gen son personas que no son ‘malas’, y no son necesariamente infieles. La tendencia a la infidelidad depende de cada uno y del contexto en el que se desenvuelva.
Si eres de las personas que aman profundamente a su pareja, pero no pueden evitar relacionarse carnalmente con otros, es probable que tengas el gen de la infidelidad.
Esto puede hacer que te sientas constantemente insatisfecho, por lo que buscas cosas nuevas que te apasionen, y te ‘hagan sentir vivo’.
Es bueno aceptar quién eres, y hacérselo saber a tu pareja, para que así evites problemas futuros.