Esta canción es considerada todo un hito en el mundo de la musicología. Se trata de un himno religioso sumerio escrito hace 3400 años. La partitura fue hallada impresa en una lápida de arcilla que data de los años 1400-1250 antes de nuestra era. Fue descubierta por un grupo de arqueólogos norteamericanos durante la década de los 50, en Ugarit (actual Ras Shamra), una antigua ciudad portuaria situada en la costa mediterránea al norte de Siria. Es la zona donde habitaron los Hurritas (Mesopotamia).
En 1972 Anne Draffkorn Kilmer, profesora de asiriología de la Universidad de California, se encargó de reescribir la composición traduciendo el material al lenguaje musical contemporáneo. Según Richard Fink señala en un artículo de la Archeologia Musicalis, de 1988, el contenido de las tablilla confirma la teoría de que la escala diatónica de 7 notas, así como la armonía en sí, ya existía hace 3400 años y seguramente más… Esto desmontó las hipótesis de la mayoría musicólogos, que creían que en la antigüedad la armonía era prácticamente inexistente. De hecho, hasta este descubrimiento, muchos consideraban que la actual escala musical apareció en la antigua Grecia.
En esta interpretación, del artista Michael Levy, se utilizó una lira, que sería el instrumento más fiel o más cercano al que habrían utilizado los sumerios en su himno. La pieza musical, escrita con los signos cuneiformes propios de lengua hurrita, está dedicada a Nikkal, Diosa de los huertos, cuyo nombre significa “Gran Dama y fructífera” y madre de Yarikh, el Dios de la Luna. Así se escucha: