Janet Trevino es una mujer de 37 años que vive en Texas y se dedica a trabajar en un rubro que pocos conocen: dar abrazos profesionales. Ella cobra 80 dólares la hora por ir a abrazar a quienes requieran de sus servicios, y en un mundo donde todo avanza rápido, y muchos tienden a quedarse solos aguantando sus emociones, es realmente un nicho – extraño – por aprovechar.
Sin duda que suena raro conocer casos como el de Janet, pero ella parece adorar lo que hace. Y no sólo por el dinero que gana. Cuenta que algunos de los clientes que la han llamado no tenían contacto físico en más de una década. Y hablamos de apenas un abrazo, lo que en veces puede ser MUY reconfortante.
Hoy en día pasa de 13 a 20 horas abrazando principalmente a hombres, sin ninguna doble intención. Y es un arte que ha logrado dominar. Sus principales clientes tienen entre 40 a 70 años, lo que no molesta a su pareja Carlos, quien también tiene su ración de abrazos diarios.
Antes de hacerlo estuvo en una búsqueda personal por satisfacción, que sabía no era sexual. Finalmente conoció a dos personas que trabajaban abrazando, y tomó un curso para profesionalizarse. Desde entonces no ha parado. ¿Qué te parece? ¿Harías algo así?