Estas son las mentiras que Hollywood ha propagada sobre el sexo y pensaste que eran reales

  A nadie se le escapa que la representación del acto sexual en las películas, principalmente norteamericanas, ha dejado bastante que desear

Estas son las mentiras que Hollywood ha propagada sobre el sexo y pensaste que eran reales

Autor: Andrés Monsalve

 

A nadie se le escapa que la representación del acto sexual en las películas, principalmente norteamericanas, ha dejado bastante que desear. Aquí te dejamos diez falsedades que el cine, en su retorcida fabricación en cadena, ha instalado en el imaginario colectivo popular.

EL ORGASMO, UNAS TANTO Y OTROS TAN POCO

¿Por qué, cuando llega la hora del orgasmo, ellas son unas escandalosas y a ellos ni se les oye respirar? No es que no pueda darse este caso, pero es innegable que en el cine esta ha sido la pauta general sobre la que se han cortado todas las relaciones sexuales. Una herencia sin duda del género pornográfico ‘mainstream’. Y ante esta imagen, tan gráficamente representada por Meg Ryan en ‘Cuando Harry encontró a Sally’, las mujeres sólo pueden mirar atentamente y pensar lo mismo que la mujer de aquella escena: ¡que me den de comer lo mismo que a ella!

El orgasmo, especialmente el femenino, ha sido objeto de debates múltiples. Porque ya no es sólo su histriónica puesta en escena, sino que se nos olvida algo muy importante: en la vida real, suele suceder que la mujer no llega al orgasmo. No es algo tan fácil y, desde luego, no se llega por el camino que muestran las

¿Y EL CONDÓN?

Normalmente, hay tanto deseo y ansia en las películas que… ¡Ups! Los preservativos parecen haber desaparecido de la faz de la tierra. Cuando de repente James Bond liga con una de esas espectaculares chicas que aparecen en sus aventuras, ¿cómo va a pararse en seco para preguntar si tiene condón porque a él se le ha olvidado en casa? ¡Por favor, un poco de glamour!

Podría decirse que esto es un mal ejemplo para los espectadores ingenuos. Querer tener ese sexo espontáneo que vemos en las películas puede hacernos tomar malas decisiones en cuanto a los métodos anticonceptivos… Así que no hagáis caso a las pelis, ni a la Iglesia Católica, y llevad siempre un par en la cartera. No somos James Bond, pero quién sabe.

LOS MATRIMONIOS NO HACEN EL AMOR

Es una verdad universalmente reconocida por la cultura popular que un hombre, al casarse, no sólo pierde su libertad, sino que también está destinado a no practicar el acto sexual más de 5 veces al año y, por tanto, a buscar amantes con las que caer en la infidelidad conyugal. Habiendo pasado ya dos siglos de este casposo argumento, hablemos claro: en los matrimonios sí se hace el amor. Quizás no como en el noviazgo, pero no es culpa del anillo.

Aun así, en el cine es algo muy común representar matrimonios y dejar caer el chascarrillo de ‘oh, si ya no me toca ni con un palo’. Ante este bulo, muchos estudios han asegurado que las parejas practican más sexo que los solteros (con excepciones, claro).

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LOS HOMBRES SIEMPRE ESTÁN DISPUESTOS

Una mujer adicta al sexo es una ninfómana. Un hombre adicto al sexo es… un hombre. Este es el nivel de instinto animal que se ha establecido en nuestra sociedad según pertenezcas a un sexo o a otro, pero, ¿es real?

Representar a los hombres como seres incapaces de dominar sus pulsiones sexuales, como si el tema estuviese siempre en su cabeza, no ayuda a, precisamente, derribar ese tipo de actitudes. Los hombres NO SIEMPRE ni tienen ganas de sexo. A veces son personas también.

O HETERO, O GAY

Lo que más le gusta al cine comercial, además de las mujeres ligeras de ropa y los coches que explotan, son las etiquetas. Cuando hablamos de identidades sexuales, parece que sólo podamos hablar de heteros, homosexuales y lesbianas, cuando en la vida real las fronteras no siempre están tan bien delimitadas.

En este sentido, parece que los lobbys más moralistas aún luchan porque la ambigüedad sexual siga enterrada en el sótano social, pero, en cambio, es muy fácil encontrarlo en el cine indie europeo.

LAS MUJERES TAMBIÉN SE MASTURBAN

A algunos les cuesta de creer, pero sí señores: las mujeres también se masturban en la intimidad de su habitación. Una de las películas más recientes que han mostrado una situación así es ‘The Babadook’, con consolador incluido, pero no es algo muy habitual en el cine. En cambio, a la masturbación masculina estamos más que acostumbrados.

¿ERA MARTA O LAURA?

Hay situaciones surrealistas, y luego está equivocarse de nombre durante el acto sexual. ¿A alguien le ha pasado esto realmente? ¿Es posible? Según el cine, es algo más que normal. Lo hemos visto mil veces en comedias románticas, ese punto de conflicto en que la equivocación del nombre deriva en una discusión porque ella se da cuenta de que él no ha olvidado a esa otra persona… O que ella en realidad le importa un pimiento.

De alguna manera, este gesto tan popularmente establecido, pero tan increíblemente falso en la vida real, sólo hace que denigrar a las personas. Es usual utilizar este recurso en las típicas películas cachondas norteamericanas como ‘American Pie’, donde el respeto entre parejas sexuales brilla por su ausencia.

PRACTICAR SEXO… DE PIE

Si eres Ryan Gosling y tus músculos alcanzan medianamente los de este fotograma de ‘El diario de Noa’, quizás hacer el amor de pie te resulte más fácil. Incluso cómodo. Ahora bien, seamos realistas, ¿a quién le ha funcionado alguna vez tener sexo de pie? ¿Puede haber algo más incómodo?

Lo cierto es que se necesita mucha fuerza para hacer funcionar una postura así, pero en el cine parece que es lo más fácil del mundo. Y no sólo eso: ¡se puede llegar al orgasmo a través de ella! Lo que es seguro es que una vez lo intentes, no querrás volver a hacerlo.

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ENTRE LA PERFECCIÓN Y EL DESASTRE

Es curioso cómo en las películas, la primera vez es algo muy polarizado: o es algo perfectamente coreografiado o es un desastre absoluto. Obviamente, la primera opción juega en la liga de los dramas románticos (o las películas que contienen sexo en general), y la segunda opción es algo casi exclusivo de las comedias. Es decir, que esa segunda opción, que es probablemente la más realista, sólo se representa de una manera: en clave de parodia.

La primera vez es diferente para cada persona. Es imposible establecer un patrón, pero, como todo, la mayoría se encuentran en un punto medio. Ni es un perfecto ensamblaje de cuerpos como en ’50 sombras de Grey’ ni tampoco es un momento espantoso y ridículo.


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