La evolución de los riesgos laborales ha ido de la mano con la consecución de nuevas normas para ayudar a que los accidentes laborales se reduzcan en las profesiones con más peligros. La seguridad en el trabajo se basa en la educación y el recordatorio constante de los peligros de cada tarea. Afortunadamente, la responsabilidad de los accidentes se ha ido repartiendo de forma más justa, siendo las compañías y la patronal los que han ido tomando un papel más relevante. Pero antes, la cosa era más dirigida hacia el trabajador, de manera que el trabajo en prevención se centraba mucho en decirles “¡cuidado!”.
Los carteles de la seguridad en el lugar de trabajo de ahora son bastante aburridos y esquemáticos, con señales de precaución y consejos de usos de equipos de seguridad. Incluso los folletos de información son más bien simpáticos, dibujando a menudo la gente con caricaturas, a veces poniendo un poco de humor al peligro de ser electrocutado y mutilado. Pero los carteles de seguridad y salud holandeses de principios del siglo XX no se andaban con chiquitas. La estrategia era, básicamente, mostrar un primer impacto con imágenes horripilantes para después explicar el mensaje a través del texto. Irónicamente, lo que se conseguía es asustar a los empleados para que tengan comportamientos seguros en el lugar de trabajo.
De esta forma, esta colección de carteles resulta ahora tan chocante como otras obras de propaganda europea de las guerras mundiales o la revolución rusa. Algunos de ellos son diseños muy efectivos y armónicos, obras de arte en sí mismas que fácilmente podrían haber servido para los carteles de películas de terror del cine expresionista. La autoría de los diseños se ha identificado con diseñadores como Jacob Jansma, E. Lukàcs, Gé Hurkmans o Albert Hahn.
En el diseño, casi siempre domina una imagen sobre el texto. La ilustración, clara y didáctica, habla por ella misma y el texto es breve, directo y conciso. Así daban una lección sobre prevención laboral que cualquier persona podría captar, aunque no supiera leer, algo lógico en los años veinte y treinta, en los trabajos a los que iba dirigido. También podía ser que se desconociera el idioma del texto. Los recursos gráficos eran los propios del diseño de carteles del momento: uso de los colores básicos sobre fondo neutro para resaltar las imágenes, la influencia de las corrientes artísticas contemporáneas (como son el expresionismo alemán y la van- guardia rusa de principios del siglo XX).
1) “Precaución en el uso de radial” (1939)
El corte de dedos era muy común, la recomendación de este cartel podría valer perfectamente para ilustrar la películas de la saga ‘Saw’.
2) “Si tratas una herida pequeña rápidamente tu cuerpo se mantendrá sano y entero» (1946)
Una pequeña infección era susceptible de crear una gangrena y te podía dejar sin extremidades. Este recordatorio de primeros auxilios, con un tullido sin pierna y brazo parece puro surrealismo.
3) «¡Monóxido de carbono! Asegurar una ventilación adecuada » (1939)
El clásico de muerte por asfixia no debía ser tan fortuito y extraño como en nuestros días. Los trabajos en lugares cerrados con coches debían causar estragos. El cartel parece de una película de crimen de Edgar Wallace.
4) «Cuidado: ¡Hay monstruos al acecho en las líneas eléctricas!» (1925)
La electricidad como un demonio invisible en forma de serpientes. La representación de la muerte como el segador acecha por debajo.
5) «Las distracciones conducen a accidentes” (1927)
Nada ha cambiado en el mensaje de este cartel, pero la ilustración es puro horror, recuerda los pósters que se hacían para películas de expresionismo alemán como las de Murnau.
6) “No escupir” (1941)
Más relacionado con la higiene que con la seguridad. Había bastantes carteles sobre esta manía de los trabajadores, por lo que debía ser un problema en sí mismo en algunos lugares de trabajo.
7) “Esto puede costarte un pie” (1940)
Pisar un clavo podía ser una distracción fatal. Una herida de esas características te podía desgraciar, por lo que cuidar dónde se pisaba debía ser fundamental.
8) “Puertas y ventanas abiertas antes de que inicies tu motor» (1925)
Como en el que incitaba a ventilar, el monóxido de carbono era un veneno visto como un espectro estrangulador. Un genio de la lámpara letal.
9) «Un cinturón de seguridad podría haberlo salvado» (1945)
El uso de arnés o cinturón para trabajo en alturas es necesario. El arte de este cartel es particularmente trágico, tomando la instantánea en un dramático escorzo de caída.
10) “Usa el mecanismo de seguridad” (1936)
Como vimos en el primer caso, las mutilaciones de dedos eran una constante; esta, directamente, era bastante gore.
11) “El alcohol incrementa el riesgo de accidentes” (1926)
El primero de los riesgos laborales es in itinere (de camino al trabajo). Ir bebido al curro no es aconsejable si no quieres que este extraño y diabólico rey del alcohol provoque una colisión mortal.
12) “Córtate el pelo para evitar esto” (1925)
Los riesgos de atrapamiento se incrementaban con cuerdas sueltas, pulseras, collares y, también, el pelo largo. Este instante es particularmente violento y traumático.
13) “Visita el museo de la seguridad” (1929)
Como propaganda de estos mismos carteles, esta ilustración podía servir para ejemplificar uno de los accidentes más comunes. El riesgo de atrapamiento, muchas veces cuando se trataba de desatascar o engrasar los engranajes.
14) “Seguridad” (1939)
Aunque parece una oscura portada de una novela distópica o la continuación de una película de monstruos, bajo el conciso título de ‘seguridad’ se encontraba una muestra de los terribles efectos de no llevar pantalla de protección en trabajos de soldadura.