Desde hace ya un tiempo, el ideal de familia nuclear está en peligro de extinción por la infinidad de divorcios, cónyuges infieles, padres de avanzada edad que quieren tener una segunda familia y parejas gais que desean tener hijos.
Hoy en día nadie se sorprende al oír historias sobre padrastros o hermanastros, y las llamadas «familias rosas» – formadas por dos padres del mismo sexo- son cada vez más comunes. Solo en los Países Bajos, por ejemplo, en 2009 había cerca de 6.000 parejas del mismo sexo con uno o más hijos a su cargo, y esa cifra ha ido creciendo de forma constante, según MdG, una organización holandesa para futuros padres LGBT. La adopción es una opción. Tus amigos gais pueden donar semen para la fertilización o una mujer lesbiana puede prestar su útero para que crezca el bebé. En resumen, ser gay hoy en día no significa que tus padres deban resignarse a no ser abuelos jamás.
Otra posibilidad es la de distribuir de forma equitativa la tarea de educar y criar a un hijo: dos lesbianas y dos hombres gais a cargo de un hijo, como una única familia con múltiples hogares. Esta es la solución por la que optaron Jaco (35) y Sjoerd (27) y Daantje (30) y Dewi (29). Los cuatro se conocen desde hace diez años y llevaban seis considerando la posibilidad de tener un hijo juntos. Finalmente, esa posibilidad puede hacerse realidad dentro de unas semanas.
Cinco padres
Ambas parejas están casadas y, desde hace tres años, una tercera persona forma parte de la relación entre Jaco y Sjoerd. Sean (27) es un artista de circo australiano que lleva dos años viviendo en casa de Jaco y Sjoerd. «¡Tres y medio!», grita desde la cocina cuando me oye preguntar a Sjoerd cuánto hace que Sean forma parte de la relación. ¿Que qué significa «formar parte», exactamente? «Jaco y yo llevamos juntos ocho años. Desgraciadamente, no podemos casarnos también con Sean; si no, lo haríamos sin pestañear», asegura Sjoerd. El papel de Sean en esta historia es tan importante que, de hecho, también estará a cargo de la educación y el cuidado de su futuro hijo. Han dividido la custodia del niño de forma equitativa, tal como hicieron Daantje y Dewi.
«Cinco padres con los mismos derechos y responsabilidades, divididos en dos hogares. Eso dice la cláusula del contrato que todos firmamos ante notario», afirma Dewi. Tuvieron que hacerlo porque los Países Bajos todavía no están preparados jurídicamente para la paternidad múltiple. El año pasado, el Gobierno holandés reconoció a las parejas de lesbianas el derecho a la maternidad mediante la aprobación de una ley. No obstante, la legislación sigue reconociendo únicamente un máximo de dos progenitores. En un matrimonio, estos suelen ser la madre biológica y su marido o mujer, si bien la primera puede designar a otra persona como segundo progenitor legal.
Polinización cruzada
La biología no debe corresponder necesariamente con el papel jurídico de un progenitor y, afortunadamente, la legislación relativa a los derechos de paternidad ha mejorado considerablemente para las parejas gais durante los últimos años. No obstante, la paternidad múltiple sigue siendo un asunto peliagudo debido al límite que impone la ley de dos progenitores por niño. En el caso de la familia de Jaco, Sjoerd, Sean, Dewi y Daantje, uno de los hombres ha adoptado el papel de segundo padre legal, en lugar de hacerlo Dewi, a quien correspondía dicha figura por estar casada con Daantje.
Dewi: «Como hemos dividido el cuidado del niño al cincuenta por ciento, queríamos asegurarnos de que había un progenitor legal en cada hogar». Sjoerd: «La ventaja de esto es que si, por ejemplo, los hombres decidimos irnos de vacaciones con nuestro hijo, evitamos que nos paren en las aduanas por viajar con un niño que, desde el punto de vista jurídico, no es nuestro».
Dewi: «Si Daantje y yo viajamos con nuestro hijo, necesitaremos un permiso especial de Jaco, ya que el bebé llevará su apellido. Sjoerd: «Desde luego, la ley no se ha escrito pensando en gente como nosotros. Por eso nos vemos obligados a buscar constantemente la mejor forma de hacer que las cosas funcionen para los cinco. A veces te vuelves un poco oportunista. Yo no tengo ningún vínculo jurídico con mi hijo, por lo que no tendré derecho a la baja por paternidad cuando nazca. Sin embargo, como quiero poder disfrutarla, Daantje y Jaco firmaron un documento en el que certifican que yo también estoy a cargo del cuidado de «su» hijo y, por tanto, tengo derecho a solicitar una baja. Es bastante complicado para todos y no es una situación ideal, jurídicamente, claro, porque en la práctica, creo que nuestra situación sí es ideal».
Las funciones también se han dividido de forma que todos vean satisfechas sus necesidades emocionales. Dewi: «Hemos procurado cubrir todos los aspectos. El bebé llevará el segundo nombre de Sean, y su otro segundo nombre será Dewi». Le pregunté si no les costó encontrar un nombre que les gustara a los cinco, pero Dewi me dijo que no. «Ya habíamos decidido el nombre antes incluso de quedarnos embarazadas».
Daantje en el sofá, con las piernas en alto
Los entresijos legales que surgen con la paternidad múltiple ya son complicados de por sí, pero ¿qué hay de los aspectos prácticos? ¿Se acostaron los cinco juntos para lograr el embarazo? Sjoerd: «Ah, no, no queríamos eso. hace un año nos fuimos de acampada y decidimos que era hora de ponerse manos a la obra. Dos meses después hicimos el primer intento: Daantje y Dewi estaban en una habitación y nosotros en otra, intentando caldear el ambiente».
Dewi: «Leímos en algún sitio que el esperma entra más fácilmente si la mujer tiene un orgasmo durante la inseminación, debido a la mucosidad y a la contracción del cuello del útero».
Sjoerd: «En un determinado momento, Dewi gritó: «¡Ya estamos listas!», y entonces entramos en su habitación con un recipiente con semen». Dewi: «El día de nuestra boda nos regalaron unas perillas, pero resultaron ser demasiado grandes. Tenía mucho aire dentro y el semen acabó donde no debía».
Sjoerd: «La primera vez no tuvimos mucho éxito. Lo cierto es que fue un desastre». Dewi: «Durante el primer periodo de ovulación, los chicos vinieron como cinco veces seguidas, y después de cada inseminación, Daantje se sentaba en el sofá con las piernas elevadas. Mientras, nosotros nos tomábamos un té o algo».
Sjoerd: «Al principio era un poco violento, pero después de varios intentos, al final te tomas un café y te pones a mirar internet». Dewi: «Afortunadamente, conseguimos que se quedara embarazada al segundo mes. Imagínate tener que montar toda aquella parafernalia cada vez durante un año…». Sjoerd: «Después de varios intentos, lo de eyacular se convierte en algo casi mecánico. A menudo oigo a algunas parejas que llevan tiempo buscando al bebé que el sexo ha dejado de ser interesante. Quizá deberían intentar con este método también. De esa manera, el sexo seguiría siendo sexo y no se convertiría en una tarea».
5 padres, 11 abuelos y 21 tíos y tías
Los dos hogares se encuentran a unos cinco minutos en bicicleta el uno del otro, pero cuando el bebé tenga unos tres meses, en noviembre, la familia se trasladará a otro edificio, en el que cada pareja ocupará una planta. Pensaron que sería más cómodo, teniendo en cuenta de que el niño pasará la mitad del tiempo con Dewi y Daantje y la otra mitad con Sjoerd, Jaco y Sean. Hace poco, Dewi se encontró a un vecino en la escalera del edificio de apartamentos en el que vive. Cuando este le dijo que iba a vender su piso, que era justo el de abajo, no se lo pensaron dos veces. «¿Cuánto pides por él?», le preguntaron, y le pagaron esa cantidad. Sjoerd: «Se trata de tener un hijo y, en un sentido más amplio, formar una familia. Aunque estemos divididos en dos hogares, somos una sola familia. Es muy bonito poder crear un vínculo tan fuerte con los demás».
Esta gran familia parece haber sopesado muy bien todos los aspectos y están preparados para hacer frente a cualquier imprevisto que surja mientras cuidan al pequeño juntos. «Estamos exageradamente bien preparados», afirma Sjoerd. «Ya sabemos hasta las escuelas a las que irá». Los problemas los ven básicamente la gente a nuestro alrededor, pero no es cierto que cuanta más gente esté involucrada, más difícil sea tomar una decisión. En nuestro caso no hay muchas posibilidades de tomar una decisión irracional: en una relación de dos personas, ambas pueden quedarse trabadas en una eterna discusión en la que los dos quieren llevarse la razón, pero cuando hay cinco personas, estás obligado a llegar a un consenso razonable».
Dewi nos aseguró que le sorprendió haber recibido críticas del colectivo LGBT, con el que colaboran estrechamente. «A Daantje y a mí nos dicen que no deberíamos involucrar también a los hombres, y a ellos les advierten de que tengan cuidado con nosotras, porque les quitaremos el niño. Todo gira en torno a la propiedad, a los miedos y al ego». Sjoerd: «Sus argumentos se basan en los estereotipos de los hombres y las mujeres: que nosotros solo estaremos para las cosas buenas, para llevar al niño a pasar un día divertido con los papis; y que Daantje y Dewi tendrán las hormonas disparadas y se convertirán en madres superprotectoras. No creo que vaya a ser así».
Y aún hay tiempo para ir al bar
Otro problema que ven sus amigos y familiares es el de qué ocurriría si Daantje y Jaco (los padres legales) murieran en un accidente de coche. «Si eso ocurriera, sería un problema menos grave para nosotros que para una familia tradicional de dos progenitores. Ojalá todo el mundo tuviera ese respaldo. Si de repente pierdo mi trabajo, nuestro hijo podrá seguir yendo a clase de violín. No entiendo por qué no hay más parejas que tienen hijos juntas. Se ve a muchas parejas de padres jóvenes luchando día a día para sobrevivir los primeros años. Casi no duermen ni tienen tiempo para ver a sus amigos. A nosotros aún nos quedará energía para salir con los amigos de vez en cuando y hablar de otro tema que no sean los bebés».
En ese aspecto, sus amigos sí que ven la parte positiva: Dewi nos aseguró que sus amigos lo ven con muy buenos ojos, sobre todo la idea de poder dormir del tirón de vez en cuando y de que el niño reciba los valores de cinco personas distintas. «Entre nuestros talentos está el yoga, las acrobacias, la música, la política y la educación», explica Sjoerd. «Los cinco somos muy distintos, pero ese precisamente es nuestro fuerte».
El nacimiento
El bebé nacerá en una semana, más o menos. Todos los progenitores esperan estar presentes en el momento del nacimiento. Dewi nos explicó que a Daantje le costó un poco asumir que vayan a estar todos durante el parto. «Le servirá para abrirse a nosotros. En cualquier caso, se siente lo suficientemente cómoda como para que estemos presentes los cinco». Todos tienen una tarea asignada para ese día: Sjoerd se ocupará de las bebidas y la comida, Sean y Jaco se encargarán de los masajes en caso de que sean necesarios y Dewi brindará todo su apoyo a su compañera.
Les pregunto si saben algo sobre la psicología del apego emocional en los niños y Sjoerd me contesta que una amiga suya está haciendo el doctorado sobre ese tema. «Según ella, lo principal es que haya cohesión en la familia, algo que podemos ofrecer». Dewi: «El mundo del bebé se va ampliando con el tiempo, pero en las etapas iniciales, un bebé puede sentir apego por cinco personas, así que es perfecto».
Traducción por Mario Abad.
Todas las fotos por Raymond van Mil
Fuente: Vice